viernes, 16 de enero de 2009

THARSIS 1932


Antes de que los hombres dejasen de ser Hombres, de que el becerro se travistiese en vaca y tantos quisieran mamar de su teta de oro. Antes de la gran poda de hombres y de ideas, hubo tiempos en que los Hombres buscaban, a veces desesperadamente, soluciones revolucionarias. Unos en lo político, otros en lo económico y, los menos, en lo personal. Entonces Europa se debatía entre el marxismo materialista y el utilitarismo liberal capitalista. Y mientras que algunos como Kropotkin o Bakunin, ya habían advertido de que la solución no era ninguno de estos deshumanizantes sistemas, Keynes ya hacía sus apuestas por una nueva ideología, más deshumanizante aún, basada en el consumo. Los nacionalistas por su parte, cada vez más favorecidos por los tiempos convulsos, hacían las suyas. En el 27 Hesse, en El Lobo estepario, presentía la guerra. En el 29 estalla la Gran Crisis y ya no son presentimientos: se sabe que el declive de Europa ha llegado. En 1932 es publicado un artículo titulado “Tharsis, un prodigio de organización en la minería moderna”, en donde se nos muestra como era entonces el poblado. Una sociedad jerarquizada y diseñada a escuadra y cartabón donde la minoría que tenía el conocimiento, el dinero y los planes gobernaba apoyada en un grupo un poco mayor que vigilaba que los objetivos se cumplieran, a una gran mayoría que, como siempre ha ocurrido, nunca sabía lo que pasaba realmente, pero que trabajaba, cobraba, y estaba satisfecha. Las decisiones se tomaban pensando en que el bien de la empresa era el bien supremo que garantizaba los beneficios, y por tanto los servicios a los ciudadanos. Aún así, a pesar de la crisis que afectó a la minería de la pirita, no se despidió a nadie ni se redujeron los sueldos, llegando a mantenerse hasta a doscientos obreros realizando trabajos innecesarios con la finalidad de que siguiesen trabajando.Para entonces los conflictos violentos de los primeros años de la mina habían sido erradicados. Y desde hacía años existía una caja de ahorros; una cooperativa de consumo; un hospital perfectamente equipado y gratuito; una escuela donde la empresa regalaba a niños y niñas tanto libros como el material escolar; un campo de deportes; una iglesia; una banda de música a la que le costeaban los uniformes, los instrumentos y las partituras; un casino equipado con biblioteca, billares, pianola y radio; un teatro cine donde se sucedían los espectáculos, siendo éstos, como las Veladas, subvencionados por la empresa minera.Las viviendas eran humildes, pero prácticamente gratis: Las de los empleados algo más espaciosas que las de los obreros, las de los jefes de servicio con más desahogos y comodidades, pero todas con luz y agua. Para el servicio farmacéutico habían creado una asociación de socorro que por una pequeña cuota, permitía disponer de medicamentos e indemnización diaria en caso de enfermedad. Para apoyar a las economías familiares regaló, prácticamente, terrenos para huertos. Los billetes del ferrocarril los cobraba a la cuarta parte del precio, y la leña era gratis. Las familias necesitadas eran auxiliadas por un Servicio de Socorros que fue organizado por la Dirección mientras que los jubilados recibían, además de las cuotas reglamentarias por retiro obrero, un complemento por parte de la empresa.Antes de las recurrentes soluciones belicistas; de Keynes y sus teorías; de Goebbels y de sus técnicas; antes del Club Bilderberg y su hermetismo; de Marlow y su pirámide; antes de que España fuese dos Españas y de que terminásemos convertidos en algo parecido a un circo administrado por bribones y animado por una troupe de charlatanes, ilusionistas, payasos y zaragatas que entretienen a un público indolente, existía en Tharsis una sociedad humanista que, sin estar gobernada por políticos ni militares, vivía satisfecha y en paz. Algunos, probablemente, verán ahí un ejemplo perfecto de una Dictadura Perfecta, y otros la llamarán, simplemente, Utopía. A mí, sobre todo, me invita a reflexionar sobre el sentido de la marcha que llevamos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Si van ustedes ha hacer una excursión para volver a aquel Tharsis por favor reserven 4 plazas para mí familia. Y si van ha hacer una votación, mi voto es para utopía.

Anónimo dijo...

¿A quien le puede interesar lo que piense un basurero? Eso era una dictadura pura y dura y punto. Ahora estamos mejor.

Juan Leante dijo...

No me gusta polemizar pero de este relato se desprende un tufillo raro, algo así como que a unos trabajadores les tocó el empresario bueno y a otros el malo. Que yo sepa, a nadie que haya estado sometido a las fuerzas del capital le han regalado nada. Lo que hoy tenemos, bueno y malo, ha costado mucha sangre y no lo cambiaría por ningún estadio anterior por idílico que parezca. Cada pueblo tiene el gobierno que se merece, lo dijo alguien, que más da, y para mí tenía mucha razón. De nuestra inmovilidad, pasotismo y delegación en otros, para la solución de los problemas cercanos que tenemos, se benefician los de siempre y no los currantes. Solo a nosotros nos incumbe mejorar todo aquello que está a nuestro alcance en vez de pasarnos el día criticando o diciendo aquello de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Seamos más positivos y hagamos aquello que toca hacer ahora, sin esperar milagros de los que nos venden humo y sirven al mismo patrón, "Don Dinero".

Anónimo dijo...

Es posible que cualquiera de los tres millones de parados que tenemos, además de otros cuantos millones más que está hasta la coronilla, piense que ese modelo es una utopía. Al señor juan leante, debo recordarle que a la democracia llegamos por la muerte del dictador, y no por un proceso revolucionario, que yo sepa. Y que sangre, lo que se dice sangre, para llegar a donde ahora estamos, se ha derramado poca. También es cierto que una sola gota de sangre quizás sea mucha, pero en cualquier caso es exagerado decir que ha costado mucha sangre llegar hasta aquí. También opino que no ha sabido entender la idea que, a mi juicio, subyace en el escrito, y que no se diferencia sustancialmente de lo que manifiesta él mismo.
Entre otras, ha llamado mi atención la frase” diseñada a escuadra y cartabón”, y me pregunto que si el autor, como parece obvio, quiere referirse con ello a la influencia que la masonería pudiera haber ejercido en esa historia.
De cualquier manera, es un debate interesante y de futuro el que se plantea.
Berni.

Juan Leante dijo...

Cuando me refiero a la sangre derramada, ni lo hago en referencia a un periodo de la historia reciente, ni tampoco a España. El artículo habla de muchas fechas y de personajes con diferentes nacionalidades. Para mí, la situación actual, es el fruto de muchas luchas individuales y colectivas a lo largo de los años y de procedencia plural. Es obvio y así lo reconozco, que no siempre ha de estar por medio la sangre, (ojalá nunca se llegara a ese extremo),pero lo que no me cabe duda es que si algo se mueve es debido a que:
- Uno se aviene por temor a las consecuencias.
- O sale derrotado tras recurrir a las malas. (Habrá excepciones que confirmen la regla)

En cuanto a lo que Berni dice sobre si no he entendido el significado del relato; le contesto que hay leer entre líneas es decir, lo que se escribe y lo que se obvia (intencionadamente o no) siendo también muy importante. Yo me he referido en mi anterior respuesta a lo segundo.

Hay muchos desaguisados en el mundo, y en este país, por supuesto. Pero lo que está a nuestro alcance, que suele formar parte del entorno familiar y de trabajo, ahí sí que podemos cambiar algunas cosas mejorandolas.
En este país, cada espectador es un entrenador avezado que tiene la solución para todo. Sobran listillos y faltan currantes.