La Revista Minera se hace eco de la muerte del ingeniero francés y relata en estos términos la trayectoria de Deligny:
El señor conde del Alosno ha fallecido en Paris, donde residía, á edad avanzada, el Sr. D. Ernesto Deligny, conde del Alosno, un ingeniero francés de Minas, á quien el Gobierno español concedió el título que llevaba con satisfacción, y que lo había merecido por su decisiva influencia en la explotación en grande de las piritas de Huelva, debiéndose a él los descubrimientos de muchos criaderos, y especialmente los de las minas de Tharsis, que tanta influencia han tenido en lo que es hoy la provincia de Huelva, pues hasta en el estado actual de Riotinto influyó lo que por las iniciativas de Deligny se hizo en Tharsis. En su último viaje á España, hace unos diez u once años, el conde del Alosno visitó por empeño nuestro la mina de cobre de Carracedo, cerca de Aguilar de Campóo, propiedad del ingeniero D. Recaredo Uhagón.
El informe del conde no pudo ser más favorable, y hubiera dado lugar a la formación de una Compañía sin el krack de la Sociedad de Metales, que ocurrió pocas semanas después de la visita del conde del Alosno a la mina de Carracedo.
La buena opinión formada por él sobre esta mina, ha tenido y está teniendo en estos meses confirmación plena por los descubrimientos de buenos minerales de cobre con plata que se están haciendo, y que darán lugar a una explotación de importancia, y probablemente á la fabricación en España de cobre electrolítico.
El conde del Alosno deja muy buenos amigos en España, entre el reducido número de los que le han sobrevivido. Fue gran amigo de los Sres. Daguerre D'Hospital, de Sevilla, de los cuales sólo sobrevive D. Alejandro, que, aunque reside en París, hace muy frecuentes viajes á España.
Revista Minera. 1899
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CONCLUSIÓN
La construcción de “La Sabina”, al igual que argumenta Pinedo Vara, hubiera sido una anécdota caso de cortar los supuestos filones que Deligny imaginaba. Su planteamiento parece que no estaba falto de lógica, pero al no tener éxito es fácil calificarlo de poco acertado.
Toda actividad humana se presta a aciertos y errores. Cuando los aciertos son resultados de la prevención y planificación podemos concluir que se hace una buena gestión. Al igual que el fracaso es tributario de una falta de experiencia o incorrecta gestión, pero inferir cien años después, con el conocimiento, la técnica, y los descubrimientos producidos en ese siglo, que se debería haber optado por esta o aquella otra opción, puede ser un poco oportunista.
En épocas mas recientes la Compañía acometió en Tharsis grandes obras que no condujeron al afloramiento de los minerales que se suponía. Lo que constituyó también una falta de pericia de quienes ordenaron tales obras.
¿Se aplicaron todos los conocimientos que existían en aquella época para abordar una decisión como la construcción del citado socavón? Esta es la cuestión.
¿Había margen de maniobra para asumir que su construcción pudiera no tener éxito? Esta es otra cuestión.
Luego están los imponderables, que Deligny relata con cierta amargura: el cólera que azotó la zona, o la dificultad del transporte para recibir a tiempo los sistemas de bombeo y el personal cualificado. Tampoco pasamos por alto que su especialidad formativa fuera el trazado ferroviario y no el laboreo en la mina. Ni que registrara a su nombre, y al de otras personas, más de 20 denuncios, con la repercusión que esto le supondría en el futuro a la hora de construir el ferrocarril. Así lo pudo comprobar por las condiciones impuestas por la Junta de Vigilancia, lo que imposibilitó que el ferrocarril minero de Tharsis fuera el primero de la provincia.
Lo que no nos cabe duda es que Deligny fue un pionero, que descubrió una potencialidad minera abandonada desde la época romana. Que de no girar visita a los “grandes escoriales del Alosno”, probablemente nuestros ricos yacimientos hubieran tardado tiempo en ser explotados o no lo hubieran sido nunca.
Cabe pensar, si quien había descubierto esta zona unos años antes hubiera conseguido ponerla en explotación, nos referimos a Luciano Escobar, otro pionero que supo valorar las riquezas de nuestro subsuelo. Como afirma en sus escritos, sus gestiones no fueron fructíferas. Únicamente la llegada del ingeniero francés hizo posible el interés por las minas y su posterior explotación. Y que el pueblo que surgió a su alrededor, conocido por el nombre que él dio a la mina, haya llegado hasta el día de hoy.
A pesar de este reconocimiento, no parece que sintamos mucho apego por el personaje y su obra. La historia interesa a muy pocas personas, ni está entre nuestras virtudes el ser agradecidos, ya que su nombre no perdura en sitio alguno de Tharsis. Impensable pretender cualquier nombramiento de hijo adoptivo o personaje a recordar en nuestra memoria. Es más fácil, como así ocurre, a que tengamos por padre de la patria andaluza a un musulmán, a que mostremos siquiera un mínimo recordatorio a este ingeniero francés.
Marzo. 2010
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P.D.
El próximo día 30 se cumple el 41 aniversario de la inauguración del Club Juvenil de Tharsis. Tenemos previsto recordarlo con una serie de artículos y fotos que podréis ver aquí. Pero dándole vueltas al asunto se nos ocurre que, además de ponerlo en Internet, podíamos reunirnos los que aún estamos por aquí y celébralo todos juntos: Leemos los artículos, proyectamos algunas fotos de nuestra época, charlamos entre nosotros, y al final, tal como hacíamos en los teatros, el “Fin de Fiesta” correrá a cargo de unos chavales de Tharsis que cantaran algo, y que lo hacen muy bien. La idea sería celebrarlo el sábado día 27 de Marzo, a las 20,00 horas. Esto lo concretaremos la semana próxima.
Quienes andéis por esos mundos de Dios y que guardéis tan gratos recuerdos de aquellos tiempos, bien que podíais mandarnos vuestras impresiones y las publicamos. Animaros, que nos acordamos de vosotros, aunque estéis por Alemania, Barcelona, Madrid, Sevilla, o donde estéis.