viernes, 26 de marzo de 2010

CLUB JUVENIL

                                         

El próximo sábado nos reuniremos para conmemorar el 41 aniversario de la inauguración del Club Juvenil.
Cómo ya anunciamos la semana pasada, tenemos previsto publicar algunos escritos de quienes vivimos aquella etapa, los leeremos primero en la reunión que vamos a celebrar en Tharsis.
Nos ha sido imposible contactar con tantos buenos amigos que emigraron y no tenemos noticias de ellos, pero sirvan estas líneas para hacerles saber que los seguimos recordando. La semana próxima os informaremos.

viernes, 19 de marzo de 2010

LA SABINA, y 3ª Parte


La Revista Minera se hace eco de la muerte del ingeniero francés y relata en estos términos la trayectoria de Deligny:

El señor conde del Alosno ha fallecido en Paris, donde residía, á edad avanzada, el Sr. D. Ernesto Deligny, conde del Alosno, un ingeniero francés de Minas, á quien el Gobierno español concedió el título que llevaba con satisfacción, y que lo había merecido por su decisiva influencia en la explotación en grande de las piritas de Huelva, debiéndose a él los descubrimientos de muchos criaderos, y especialmente los de las minas de Tharsis, que tanta influencia han tenido en lo que es hoy la provincia de Huelva, pues hasta en el estado actual de Riotinto influyó lo que por las iniciativas de Deligny se hizo en Tharsis. En su último viaje á España, hace unos diez u once años, el conde del Alosno visitó por empeño nuestro la mina de cobre de Carracedo, cerca de Aguilar de Campóo, propiedad del ingeniero D. Recaredo Uhagón.

El informe del conde no pudo ser más favorable, y hubiera dado lugar a la formación de una Compañía sin el krack de la Sociedad de Metales, que ocurrió pocas semanas después de la visita del conde del Alosno a la mina de Carracedo.

La buena opinión formada por él sobre esta mina, ha tenido y está teniendo en estos meses confirmación plena por los descubrimientos de buenos minerales de cobre con plata que se están haciendo, y que darán lugar a una explotación de importancia, y probablemente á la fabricación en España de cobre electrolítico.

El conde del Alosno deja muy buenos amigos en España, entre el reducido número de los que le han sobrevivido. Fue gran amigo de los Sres. Daguerre D'Hospital, de Sevilla, de los cuales sólo sobrevive D. Alejandro, que, aunque reside en París, hace muy frecuentes viajes á España.

Revista Minera. 1899

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CONCLUSIÓN

La construcción de “La Sabina”, al igual que argumenta Pinedo Vara, hubiera sido una anécdota caso de cortar los supuestos filones que Deligny imaginaba. Su planteamiento parece que no estaba falto de lógica, pero al no tener éxito es fácil calificarlo de poco acertado.
Toda actividad humana se presta a aciertos y errores. Cuando los aciertos son resultados de la prevención y planificación podemos concluir que se hace una buena gestión. Al igual que el fracaso es tributario de una falta de experiencia o incorrecta gestión, pero inferir cien años después, con el conocimiento, la técnica, y los descubrimientos producidos en ese siglo, que se debería haber optado por esta o aquella otra opción, puede ser un poco oportunista.

En épocas mas recientes la Compañía acometió en Tharsis grandes obras que no condujeron al afloramiento de los minerales que se suponía. Lo que constituyó también una falta de pericia de quienes ordenaron tales obras.
¿Se aplicaron todos los conocimientos que existían en aquella época para abordar una decisión como la construcción del citado socavón? Esta es la cuestión.
¿Había margen de maniobra para asumir que su construcción pudiera no tener éxito? Esta es otra cuestión.

Luego están los imponderables, que Deligny relata con cierta amargura: el cólera que azotó la zona, o la dificultad del transporte para recibir a tiempo los sistemas de bombeo y el personal cualificado. Tampoco pasamos por alto que su especialidad formativa fuera el trazado ferroviario y no el laboreo en la mina. Ni que registrara a su nombre, y al de otras personas, más de 20 denuncios, con la repercusión que esto le supondría en el futuro a la hora de construir el ferrocarril. Así lo pudo comprobar por las condiciones impuestas por la Junta de Vigilancia, lo que imposibilitó que el ferrocarril minero de Tharsis fuera el primero de la provincia.

Lo que no nos cabe duda es que Deligny fue un pionero, que descubrió una potencialidad minera abandonada desde la época romana. Que de no girar visita a los “grandes escoriales del Alosno”, probablemente nuestros ricos yacimientos hubieran tardado tiempo en ser explotados o no lo hubieran sido nunca.

Cabe pensar, si quien había descubierto esta zona unos años antes hubiera conseguido ponerla en explotación, nos referimos a Luciano Escobar, otro pionero que supo valorar las riquezas de nuestro subsuelo. Como afirma en sus escritos, sus gestiones no fueron fructíferas. Únicamente la llegada del ingeniero francés hizo posible el interés por las minas y su posterior explotación. Y que el pueblo que surgió a su alrededor, conocido por el nombre que él dio a la mina, haya llegado hasta el día de hoy.

A pesar de este reconocimiento, no parece que sintamos mucho apego por el personaje y su obra. La historia interesa a muy pocas personas, ni está entre nuestras virtudes el ser agradecidos, ya que su nombre no perdura en sitio alguno de Tharsis. Impensable pretender cualquier nombramiento de hijo adoptivo o personaje a recordar en nuestra memoria. Es más fácil, como así ocurre, a que tengamos por padre de la patria andaluza a un musulmán, a que mostremos siquiera un mínimo recordatorio a este ingeniero francés.

Marzo. 2010

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P.D.

El próximo día 30 se cumple el 41 aniversario de la inauguración del Club Juvenil de Tharsis. Tenemos previsto recordarlo con una serie de artículos y fotos que podréis ver aquí. Pero dándole vueltas al asunto se nos ocurre que, además de ponerlo en Internet, podíamos reunirnos los que aún estamos por aquí y celébralo todos juntos: Leemos los artículos, proyectamos algunas fotos de nuestra época, charlamos entre nosotros, y al final, tal como hacíamos en los teatros, el “Fin de Fiesta” correrá a cargo de unos chavales de Tharsis que cantaran algo, y que lo hacen muy bien. La idea sería celebrarlo el sábado día 27 de Marzo, a las 20,00 horas. Esto lo concretaremos la semana próxima.

Quienes andéis por esos mundos de Dios y que guardéis tan gratos recuerdos de aquellos tiempos, bien que podíais mandarnos vuestras impresiones y las publicamos. Animaros, que nos acordamos de vosotros, aunque estéis por Alemania, Barcelona, Madrid, Sevilla, o donde estéis.

viernes, 12 de marzo de 2010

LA SABINA. 2ª Parte


el capítulo: LAS EMPRESA FRANCESAS: PIONERAS DESAFORTUNADAS, (original que pueden consultar en Internet) Lo siguiente:

La aparición de empresas francesas en la explotación de piritas andaluzas debe mucho a la acción de dos hombres, Decazes, duque de Glucksberg, hijo del ministro de la Restauración, y el ingeniero Ernest Deligny. Decaze, durante un tiempo embajador en Madrid, se interesa activamente por la animación minera del país. Las innovaciones recientemente introducidas en el tratamiento de los minerales de Rio Tinto atraen su atención y confía, en 1853, un estudio a Ernest Deligny, venido a España para participar en la construcción del ferrocarril Langreo-Gijón. Antiguo alumno de la Escuela Central, Deligny es un ingeniero de ferrocarriles, que hasta ahora ha trabajado bajo la dirección de Eugenio Flechet. Sin estar especializado en minas, pronto se deja entusiasmar por la inmensidad de montones de piritas, y registra fácilmente numerosas concesiones en un distrito hasta ahora ignorado por la fiebre minera, pero donde su iniciativa va a desencadenar una cierta especulación.

Sin embargo la aventura se revela rápidamente decepcionante. Fundada en 1853 una primera sociedad, a la que Decazes logra atraer una serie de accionistas, Deligny se lanza a planificaciones mineras costosas y discutibles. Fiel al método de extracción subterránea tradicional, busca resolver el problema de las aguas retenidas con la instalación de un equipo de bombeo costoso, y la excavación de un socavón demasiado ambicioso. Un año después de fundada la sociedad, en 1854 ya ha agotado sus recursos financieros. La explotación sólo tiene una débil capacidad productiva y, a pesar de la competencia ferroviaria de Deligny, el problema del transporte permanece sin resolver.

Gracias a los esfuerzos de Decazes, una nueva sociedad, la Compañía de Minas de Cobre de Huelva, retoma los activos y derechos de la anterior, y una junta controla desde ese momento la mayoría del capital, fijado en 6 millones de francos. El financiero Duclerc, futuro vicepresidente del Crédito Mobiliario Español, se convierte en Director General de la empresa, de la que Deligny es sólo ingeniero. La actividad se desarrolla con rapidez a partir de 1856, dando empleo a 1.500 obreros. Pero el equipo Duclerc-Deligny se revela rápidamente muy mal gestor: Los trabajos están mal organizados. La extracción es siempre subterránea, lo que permite en principio reducir las inversiones iniciales, pero crece a plazo los costes unitarios y perenniza el problema del agua. El plan general, aceptado por Real Orden en 1855, es de hecho una fuente de dificultades administrativas y costosas de realizar. De manera que la Compañía es incapaz de encontrar los 2,5 millones de francos considerados necesarios para la construcción de un ferrocarril. Por otro lado, la política comercial de Duclerc es desastrosa. Ante esta situación Duclerc debe dejar la dirección de la empresa en 1859, seguido a continuación por Deligny.

El nuevo director, Mercier, reorganiza la producción para contener los gastos. Desarrolla el refino del mineral, elevando la producción de cobre de 200 toneladas en 1859, a 1.536 en 1865. El déficit de la explotación desaparece, pero la situación de la compañía sigue siendo muy delicada, al carecer de medios financieros para construir el ferrocarril que le es tan necesario. Asaltada por litigios, de los cuales el más serio concierne a sus concesiones mineras, bajo el pretexto de no ejecución de los denuncios solicitados, es denunciada repetidas veces, y sobre todo en 1862, por un grupo detrás del cual actúa, posiblemente, Deligny.

Al fin se plantea un problema comercial justamente subrayado por Checkland y Broker. El interés francés por el cobre, o la cáscara vendida a precio demasiado bajo a una fundición de Ruán, es insuficiente para permitir el desarrollo de la empresa. Se hace necesario el acceso al mercado inglés, entonces el más importante del mundo para el cobre, y poco prometedor para el azufre.

A mediados de 1860, la compañía francesa se encuentra pues en un callejón sin salida en tres campos fundamentales: la actividad minera, el transporte, y la venta de productos. Más allá de los errores de Deligny, quien ha querido improvisarse ingeniero de minas en lugar de quedarse como el especialista ferroviario que la sociedad necesitaba. Esta situación manifiesta dificultades más profundas. Puesto que no hay mercado para una producción en masa, la empresa no puede estar más que desequilibrada, incapaz de conciliar los grandes proyectos productivos que demanda el yacimiento, y las posibilidades de venta aún muy limitadas. La empresa se encamina, si no al fracaso, al menos a una mediocre supervivencia, sin tener los medios de sacar partido de la oportunidades.

En 1850 las piritas de Huelva habrían podido prestarse a una especulación prudente, de simple toma de posición en la expectativa de ensanchamiento de los mercados. Queriendo jugar un papel pionero de verdaderos productores, los promotores de la penetración francesa en el distrito demuestran una inconciencia de los problemas, pero contribuyen sin embargo a acelerar la evolución del sector. Lo importante para el futuro no es la multiplicación de sociedades españolas. Estas son raramente productivas, y las toneladas de cobre obtenidos son siempre muy escasos. Como lo muestra el cuadro de abajo. Las sociedades creadas por Deligny y sus aliados, las más productivas son las que han sido fundadas en 1840. Aunque la Compañía del Castillo de las Guardas choca con el empobrecimiento de su mineral.

En contrapartida, el interés para con las piritas suscitado por los franceses ayuda en primer lugar a conocer mejor los yacimientos. Hasta el principio de 1850, los estudios geológicos son apenas habituales, y se producen sobre todo en Rio Tinto. Más tarde se multiplican y amplían su campo de prospección. La anticipación francesa permite, sobre todo, dar a conocer las piritas en los medios financieros y comerciales británicos. 

Continuara…

viernes, 5 de marzo de 2010

LA SABINA. 1ª Parte



Ordenando la documentación para escribir de La Sabina, lo primero que nos había llamado la atención es el nombre por el que se conoce este socavón. La explicación más lógica para bautizar con este nombre el primer trabajo de Deligny en 1853, es que en los alrededores hubiera un sabinar, o al menos algún ejemplar, que hiciera identificable el lugar que se había escogido para iniciar la actividad minera. Nombres que ya existían cómo: Sierra de Santo Domingo, o Cantareras de la Reina, no precisaría su ubicación, por lo que pensamos que el nombre del arbusto se le dio a la galería. Aunque bien pudiera existir otra explicación.

Este socavón fue quizás el gran “fracaso” de Ernesto Deligny, que desembocaría, años más tarde, en su salida definitiva de Tharsis, aunque en 1880 acudiera al Lagunazo. No solo le produjo quebranto económico, también de credibilidad. Nota curiosa es que dos años después, en 1855, Deligny utiliza este nombre para fundar una sociedad minera que explotaría las minas de Santo Domingo, en Portugal.

Exponemos a continuación algunos de los argumentos que conocemos, y que están a disposición de cualquiera, sobre lo acertado o no de La Sabina. Argumentos, algunos, que dudan de la pericia de Ernesto Deligny en sus comienzos mineros. Pero han de tenerse en cuenta algunos hechos objetivos que este ingeniero nos refiere en sus Apuntes Históricos, tales comos atajar el problema del desagüe por medio de socavón, lo que permitía ahorrar en sistemas de bombeo, costosos y difíciles de conseguir y mantener.

Esto es lo que, al respecto, relata en sus Apuntes Históricos.

Comparé la superficie de un corte horizontal de los criaderos con la superficie y altura de los escoriales. Calculé que estos, aunque pareciendo pasar de millones de metros cúbicos, correspondían a una profundidad muy reducida en la explotación, o a lo menos a un arranque muy parcial, si los medios de desagüe hubiesen permitido a los antiguos el profundizar sus trabajos. Según la experiencia y la analogía, las masas piritosas debían continuar a una profundidad muchísimo mayor. En fin, Río-Tinto solo podía compararse con lo que tenía a la vista.

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En Tharsis y Calañas la cuestión era mucho más difícil. La limpia de pozos antiguos sobre los criaderos, hizo reconocer la existencia de enormes cantidades de aguas detenidas, inagotables con tornos o malacates. Encargué tres máquinas de vapor para arranque y desagüe y empecé dos socavones grandes; uno nuevo en Tharsis, con objeto de recortar todos los criaderos; otro antiguo en Calañas. Así se llegó el verano del 1854 y con él vinieron una serie de tribulaciones. El cólera que castigó tanto a las ciudades de Andalucía, infundió el terror en los pueblos y tan estrechas fueron las incomunicaciones, que el tránsito y las relaciones con Sevilla, se hicieron casi imposibles. Por estos motivos, privado de los maquinistas necesarios, me fue preciso parar los trabajos más importantes en Tharsis, en el momento mismo de llegar a minerales.

Ernesto Deligny. Revista Minera, 1863

 --O--
William P. Rutherford, presidente y gerente de la Compañía de Tharsis, escribió sobre la Sabina en 1953, prologando los apuntes de Deligny:

Echando la vista atrás, con el conocimiento de desarrollo de las Minas de Tharsis desde 1853, se puede apreciar que Deligny cometió un error al disponer hacer un túnel de 591 metros atravesando la sierra de Santo Domingo (Filón Sur). El imponente crestonaje de óxido de hierro que allí existe le atrajo para creer que el túnel cortaría filones de pirita cobriza, pero en este lugar no quedan más que raíces de flores y el túnel denominado “Sabina” pasó por debajo. Dado que el trabajo se hacía a mano y que el explosivo era la pólvora negra, esta obra resultaría indudablemente costosa y dado su resultado negativo no es de extrañar la crítica de la Junta de Vigilancia. Con muchos menos gastos podía haber descubierto mineral en Filón Norte, que después fue la fuente principal de la producción.

--O--

Otra opinión importante, por cuanto su autor escribió detalladamente sobre Tharsis, es la de Pinedo Vara:

Al comienzo de las investigaciones de Deligny se acometió el trazado de un gran socavón denominado La Sabina, de 591 metros, con el cual se atravesó la sierra de Santo Domingo, sobre la que ya hemos dicho está Filón Sur. Se ha censurado esta realización, extremo frecuente cuando una obra no tiene éxito, pero el proyecto de Deligny era lógico, ya que dicho afloramiento es muy llamativo y aquí se encontraban los mayores desniveles y, por tanto los parajes más favorables para explotar y desaguar por socavón.

Isidro Pinedo Vara. “Piritas de Huelva”, editorial Summa, Madrid 1963 (páginas 217-218)

--O--

    

No menos interesante es lo que escribe Checkland S. G., en su libro: “The mines of Tharsis. Roman, French and British enterprise in Spain”

Que Deligny, después de persuadir a su colega Eugene Duclerc para constituir la Compañía de minas de cobre de Huelva en 1855, tampoco consiguen el gran despegue minero de Tharsis, y es que, según el autor, ambos demostraron ser muy poco eficaces en sus cargos directivos: Duclerc como gerente y Deligny ingeniero de la Compañía. Lo que derivó, cuatro años más tarde, a hacerse cargo de la Sociedad Victor Mercier, quien acabó pactando con Charles Tennant en 1866. Por ahora no tenemos la traducción de la opinión que le mereció La Sabina.

--O--


 
Gérard Chastagnaret, profesor en la Universidad de Provenza y director de la Casa de Velázquez, en su libro: L`Espagne, puissance minière: dans: l`Europe du XIXe siècle, editado en Madrid, año 2000, nos relata en… Continuará