Una vez pasados los fastos de la toma de posesión del nuevo presidente de los EEUU, el discurso pronunciado ante millones de compatriotas ha sido escrutado por presidentes y analistas de todo el mundo. Ahora toca que las palabras dejen paso a los hechos para que la historia, y los norteamericanos dentro de 4 años, juzgue las decisiones que vaya tomando a los distintos problemas que se nos plantea a todos.
Está claro que las palabras pronunciadas están siendo interpretadas según convenga a cada cual, lo que en principio viene a significar que se ha puesto interés en agradar a los más. Existe no obstante unos principios básicos, en este su primer discurso, que de seguro será obviado por el talentoso de ZP.
La manifestación del público concentrado, que hemos visto por TV, es imposible que ocurra en España, y menos con un gobierno tan sectario como el de Zapatero. Ese flamear de banderas de los USA, portada por personas de todas las razas; por quienes incluso, relataban los comentaristas, no eran simpatizantes del partido demócrata, es del todo imposible entre nosotros. No solo ZP y sus ministros se afanan en ocultar nuestra bandera, es que sus socios de gobierno la queman, no la izan en los edificios públicos, o la ultrajan sin que el de las cejas se inmute. Es que además, en los actos que convoca o a los que se suma el PSOE, no aparece ninguna bandera de España, pero sí muchas de la extinta Unión Soviética, o de la extinta II Republica.
Obama se dirige en su discurso a una nación y a unos ciudadanos en los que cree, los Estados Unidos de Norteamérica. No como aquí, que somos 17 taifas. Algunas con representación a nivel de embajada en otros países. Zapatero no disimula su desprecio por España (concepto discutido y discutible), y por todos los que no piensen como él.
Está claro que las palabras pronunciadas están siendo interpretadas según convenga a cada cual, lo que en principio viene a significar que se ha puesto interés en agradar a los más. Existe no obstante unos principios básicos, en este su primer discurso, que de seguro será obviado por el talentoso de ZP.
La manifestación del público concentrado, que hemos visto por TV, es imposible que ocurra en España, y menos con un gobierno tan sectario como el de Zapatero. Ese flamear de banderas de los USA, portada por personas de todas las razas; por quienes incluso, relataban los comentaristas, no eran simpatizantes del partido demócrata, es del todo imposible entre nosotros. No solo ZP y sus ministros se afanan en ocultar nuestra bandera, es que sus socios de gobierno la queman, no la izan en los edificios públicos, o la ultrajan sin que el de las cejas se inmute. Es que además, en los actos que convoca o a los que se suma el PSOE, no aparece ninguna bandera de España, pero sí muchas de la extinta Unión Soviética, o de la extinta II Republica.
Obama se dirige en su discurso a una nación y a unos ciudadanos en los que cree, los Estados Unidos de Norteamérica. No como aquí, que somos 17 taifas. Algunas con representación a nivel de embajada en otros países. Zapatero no disimula su desprecio por España (concepto discutido y discutible), y por todos los que no piensen como él.
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