En el conflicto entre árabes e israelíes inciden tantas cuestiones que tienes que ser un experto para entender algo del problema. Reclamaciones de territorio han tenido muchos países, algunas veces se resolvieron a bombazos, pero en Europa no es la tónica común hace algunos años, si exceptuamos la guerra de Yugoslavia, que vaya papelón que hizo España.
A todos nos horrorizan las imágenes que nos ofrece la televisión con tanta población civil masacrada, con tanta destrucción de hogares. Internet está poblado de imágenes, de lo malo que son los israelitas y de lo malo que son los palestinos. Unos respondiendo a cañonazos, otros, disparando cohetes desde las escuelas. Unos armándose hasta los dientes y con la más alta tecnología, otros, cultivando el odio al vecino desde la más tierna infancia.
En todo esto hay un elemento que distorsiona cualquier posibilidad de arreglo, y es el aspecto religioso. Así como los ultraortodoxos israelitas aceptan vivir, de hecho viven, en una democracia. Israel goza de un sistema democrático equiparable al de Europa. El Islam, y sobre todo sus predicadores, odian la democracia, desprecian la libertad.
Sin embargo nos ha llamado la atención un video, del que habíamos oído hablar porque en su día suscitó alguna polémica, y al verlo en Internet hemos sentido vergüenza, FITNA (Español). No por lo que se ve, porque todas sus imágenes han sido difundidas en todas las televisiones, sino porque en su día, queremos recordar, fue prohibido en toda Europa, en la democrática Europa. La culta Europa, la que propugna libertad, pero es cobarde y complaciente con quienes atentan contra nuestra convivencia. Europa, que podría ayudar a solucionar este conflicto, pero espera a que se maten entre ellos. Que lava su remordimiento con millones de euros para obtener indulgencias. La Europa que declara a Hamas organización terrorista, pero solicita que los terroristas participen en cualquier conversación.
¡Qué pena! ¡Y qué vergüenza!
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