miércoles, 14 de septiembre de 2022

MARZO DE 1853, THARSIS SE INSCRIBE EN LA HISTORIA

Así titulé la pieza teatral que se representó el pasado 30 de octubre para el homenaje a Ernesto Deligny. Aunque es una recreación histórica de hechos ocurridos hace más de un siglo, su importancia tiene que ver con la onomástica. Al igual que la mayoría de nuestros nombres se relacionan con el santoral, conmemorar que el nombre de un pueblo se relaciona con la cumbre de una sierra en la creencia que la unía a una civilización milenaria, nos puede llevar a sentir parecido orgullo que el que sintamos por el nombre que tuvieron a bien ponernos nuestros padres. Las circunstancias que llevaron a llamarnos Tharsis, son igual de respetables y “festejables”. Si bien la representación de la obra estaba pensada para llevarla a cabo en el sitio histórico, el monte Tarse, la meteorología nos lo impidió. No me fue posible traducir la pieza al francés. Tiempo después, y gracias a Roger Roland, se la pude enviar en el idioma de Molière, a la familia Deligny. Y como nunca es tarde si la dicha es buena, la semana próxima la publicaré en francés para que la puedan leer por este medio. ************** José Gómez Ponce. Septiembre 2022 ******** MARZO DE 1853, THARSIS SE INSCRIBE EN LA HISTORIA

viernes, 12 de agosto de 2022

LOS DOCUMENTOS DE DELIGNY YA ESTÁN DISPONIBLES

 


Desde este jueves, día 11, está disponible en la página web del Ayuntamiento de Huelva toda la documentación.

https://www.huelva.es/portal/es/archivo-municipal-y-bibliotecas

Documentación, que desde Amigos de Tharsis, nos pareció que la mejor opción es que se quedara en Huelva. Un hijo adoptivo y benemérito de la provincia y de Alosno, se merece toda nuestra admiración y respeto.

La posibilidad de acceder a cualquier documento con calidad fotográfica, desde cualquier parte y a cualquier hora, es una garantía de servicio público para quien quiera conocer más sobre la labor de este ingeniero-explorador de mediados del siglo XIX.

Este acceso a la información en tiempo real, es el mejor empeño de poner información al servicio del ciudadano, que no hubiera podido hacerse en otros archivos, y eso es lo más importante.

Aunque podía decirse que hemos puesto el punto y final para rescatar la memoria de Deligny durante su estancia en Tharsis, la familia sigue trabajando para que sea conocida igualmente su labor en el vecino Portugal, en Sao Domingo y Caveira.

Por supuesto que cuando esa información se haga pública, descubriremos que no solo nos unía la faja pirítica, sino costumbres y hábitos por la corriente migratoria entre España y Portugal. Corriente que se mantuvo con el traspaso a los británicos, y a los Velge posteriormente.

Si este trabajo del ingeniero francés en su etapa portuguesa nos puede resultar interesante desde Tharsis, mucho más lo sería que la familia nos documentara el paso de Deligny por el Lagunazo:

Las notables infraestructuras allí construidas, el poblado y su diseño urbanístico, la red de alcantarillado, la escuela. Y cómo no, las enormes dificultades que tuvo que afrontar: El transporte del mineral, por el Odiel o por el Guadiana, las teleras.

También está por investigarse los ingenieros que acompañaron a Deligny al Lagunazo. Incluso él mismo hubiera residido en la Puebla. No le resultaría extraño porque ya pasó por allí en marzo de 1853.

Sí le he pedido a sus bisnietos que nos relaten este paso. Y si tienen información lo harán. Son personas nobles y agradecida. Si en algo hemos contribuido en rescatar la memoria de su bisabuelo, hemos de reconocer que Deligny acudió a una zona deshabitada e inhóspita, para poner en explotación unas minas abandonadas, y para que generaciones podamos decir que nacimos en Tharsis.


José Gómez Ponce

Agosto 2022

martes, 28 de junio de 2022

EL PINO DE SAN JUAN ALEGRE

Aunque lo publiqué hace unos años, no está de más recordar lo que muchos de nosotros vivimos: El pino de San Juan alegre, San Benito, las pandorgas, la guillarda, los bolindros, y muchas otras fiestas y entretenimientos.
José Gómez Ponce

Junio 2022 

jueves, 9 de junio de 2022

LAS PANDORGAS VUELAN EN VERANO

Comentaba hace unos días sobre un antiguo edificio que existía en Tharsis, pero desaparecido hace años. El antiguo hospital. El que estaba en la curva del malacate. Mi descubrimiento cuando niño de edificios y lugares del pueblo, era el resultado de las exploraciones que hacíamos con la natural curiosidad. Con el tiempo descubrimos que en ese hospital se practicaban las autopsias de quiénes fallecían en la mina. Allí llevaban a los accidentados y los obreros se concentraban en su entorno. Lo cierto es que como hospital no creo que lo recuerde hoy día nadie. Estos paseos y exploraciones por el pueblo se solían hacer los fines de semana, ya que entre la Escuela Grande y las clases particulares teníamos los días ocupados. Aunque en verano, con las tardes tan largas, nos daba tiempo para que al salir de clase organizar un paseo a los sitios que considerábamos de interés. El verano era la mejor época para volar pandorgas, y ese es el motivo que nos llevaba a visitar las ruinas del antiguo hospital, porque en sus alrededores crecían unos frondosos aromos.

Acercarnos solos por la corta, o por las instalaciones de la mina, no estaba bien visto por nuestros padres, aunque era mi madre la que primero se enteraba de nuestro plan, porque la vecina acudía a casa para avisarle.

-Pasión, que tu hijo y el mio quieren ir al malacate.

Ahora tenías que explicarle que tú ya habías estado allí, que no habías visto ningún peligro y que el motivo de ir hasta allí no era el malacate sino al antiguo hospital porque lo que buscábamos era la resina de los aromos. Contando con la aprobación de mi madre, aunque no muy convencida, salíamos de casa por el callejón de Arroyo. Pasando por el edificio que hoy es museo, el llano del Paseo y por la calle San Ernesto y San David, llegábamos a la Plaza de España. En la esquina de la calle San Luis parece que hubo una fábrica de gaseosas y pasar por delante de la puerta me despertaba la curiosidad de mirar al interior y ver tantos artilugios. Dejando atrás el Casino Viejo subíamos por el puente Romano, para llegar a nuestra parada obligatoria cada vez que andábamos por allí, el Pilón de Sierra Bullones. Dónde practicamos el ritual que habíamos visto a tantos otros; meter las manos en el agua, o extendiéndolas para que nos cayera en forma de cascada desde la estructura, que como una pirámide coronaba la “piscina” de piedras.

También era característico el ruido del agua y el del cuarto de compresores que estaba por debajo. Entre la sombra de los pinos y el airecillo que llegaba cuando aflojaba la canícula, permanecíamos un rato disfrutando de vistas y ruidos. Nuestra meta estaba cerca, porque entre los restos que aún se conservaban del hospital, sobresalía unos impresionantes aromos que tenían lo que andábamos buscando, la resina para hacer pegamento. Si estaba a cierta altura intentamos subir por las ramas, pero cuando no, nos aupábamos unos a otros hasta alcanzar el preciado botín, que metíamos en una lata o envolvíamos en papel hasta llegar a casa.

Pero tener el pegamento era solo una parte. Había que buscar los gamones y el papel. El papel de envolver era el mejor, y el de los sacos de cemento también. Los gamones no aguantaba mucho por lo que lo sustituimos por tiras de cañas, que conseguíamos del mango de una vieja escoba. En Tharsis había verdaderos expertos fabricando pandorgas y barriletes.

Una vez construida había que probarla. Nuestra pista de vuelo era el cabezo de la Posada "La Posá". Cuando se levantaba un poco de brisa al caer la tarde, el lugar estaba muy concurrido. Otras veces la íbamos a volar al cabezo de los Chinos. También las vimos por la Era. Los percances más frecuentes es que estando a máxima altura se rompiera la cuerda, o se te escapara de las manos al pasársela a un colega. Una en la que puse mucho empeño y con la ayuda de mi padre, me quedo perfecta: La triangulación de los amarres superiores con el centro de las cañas; la longitud de la cola que se conseguía probando una y otra vez, añadiendo o quitando trapo; el decorado con unas imágenes de películas, de las octavillas que se repartían por Tharsis anunciando los estrenos. Cuando le solté todo el hilo que había conseguido de las mangueras de agua, se movía majestuosamente allá en lo alto, por encima de las casas de Casas Nuevas. La ligera brisa y la maestría adquirida en su construcción, hacía que bailara graciosamente. Si la cabeza se movía a la izquierda, trasladaba el movimiento al extremo de la cola que se movía a la derecha, y así vuelta a empezar, ahora a derecha y la cola a izquierda. Este movimiento nos cautivaba. Qué poco se necesitaba para divertirnos.

Pero a la hora de recogerla surgió la tragedia. Un ligero viento, cuando estaba cerca del suelo, la enganchó en los cables del tendido eléctrico. Tirando del hilo y la cola, no hice más que enredarla.

Acudí en busca de mi padre para que me ayudara a rescatarla, pero fue imposible. Al día siguiente fui testigo del final de mi pandorga, acabar abrasada. Un obrero de la Compañía, provisto de una vara, especie de hisopo gigante, prendía la punta impregnada en gasolina, que acercándola a nuestra pandorga se consumió al instante. Regresé triste a casa, pero decidido a hacer otra.


José Gómez Ponce

Junio 2022

martes, 29 de marzo de 2022

SOBRE LA DOCUMENTACIÓN DE ERNEST DELIGNY Y OTROS PROYECTOS

 


A meses del homenaje del pasado 29 y 30 de octubre, el proceso de digitalización de la documentación continúa. Parte de ella ya disponible en la biblioteca digital, y que por motivos imprevistos el resto aún no se ha podido finalizar, pero continúa a buen ritmo. https://archivohuelva.oaistore.es/opac/index.php?codopac=OPPUR 

También me informan, que se está trabajando en facilitar todos los enlaces disponibles, para que se pueda consultar por Internet cuanta información escrita exista sobre Deligny.

Cuando esté completada, vía digital, toda la documentación que los bisnietos de Deligny tuvieron a bien entregar a la ciudad de Huelva, se habrá dado un paso definitivo para conocer la trascendencia de la labor de este ingeniero francés. En una provincia, Huelva, y en una comarca, el Andévalo, donde las comunicaciones se establecían por caminos de herradura.

Esta documentación va a incrementar los importantes fondos de la biblioteca digital del Archivo Municipal de Huelva, que a su vez se incluye en el patrimonio bibliográfico español, y puede ser consultada desde la web del Ministerio de Educación. Así cómo desde la biblioteca digital europea, Europeana.

En definitiva, la documentación de quién dio nombre, primero a una mina y después a un pueblo, va a estar disponible en un importante archivo que puede ser visitado por quiénes se interesen por nuestra historia.

Este legado de Deligny, disponible para las generaciones futuras, lo mantendrá siempre unido a la revelación de un pastor y a las minas de Tharsis.


No menos importante para nuestra historia fue la aportación británica. Algunas pinceladas he puesto por este medio al respecto. Dónde campesinos, provenientes de los pueblos de alrededores, se convirtieron en mineros y consiguieron que la Compañía de Tharsis en 1873 fuera la compañía minera más importante del mundo.

Entre estos logros de los británicos está la construcción del ferrocarril, el segundo de la provincia, el primero fue el del Buitrón a San Juan del Puerto. Con un recorrido de 47 km, llegaba hasta Corrales cargado de mineral para ser exportado desde el muelle minero, que afortunadamente se conserva.

Aunque el primero de la Compañía se estableció aguas abajo del Odiel, cerca de Gibraleón, el Charco. Y el mineral llegaba a lomos de caballería.

Si de algo hicimos gala desde Amigos de Tharsis ha sido de la importancia de recuperar el ferrocarril minero. Acabada la actividad en los tres Centros en 1999, una forma de contribuir al desarrollo económico hubiera sido esa recuperación para fines turísticos. Y porque la ubicación de la estación, junto a otros departamentos de la actividad minera, hubiera convertido el lugar en un importante museo al aire libre.

Pero ahora, en 2022, es la Diputación de Huelva quién dice patrocinar la creación del "Tren Turístico Minero", en colaboración con los Ayuntamientos de Tharsis, Alosno y San Bartolomé. La misma Diputación que en 2002 dijo que no le interesaba ni el trazado ferroviario, ni la maquinaria, ni las herramientas, ni las instalaciones del ferrocarril. Ver para creer. Hipocresía en estado puro. ¿O es que desde Europa mandan fondos de donde trincar y poder colocar a los paniaguados de turno?

Lo que tiene que informar Diputación es de donde partiría ese futuro tren, después que haya visitado la estación de Tharsis y comprobado el estado ruinoso, peligroso, y saqueado, de todas las instalaciones.


José Gómez Ponce

Marzo 2022



viernes, 4 de febrero de 2022

1853. EL INICIO DE UNA COMUNIDAD. 4ª Parte.


Felipe veía cada día cómo iba creciendo una nueva comunidad entre aquellos páramos abandonados durante siglos. Se consideraba agraciado de formar parte desde el principio en aquel poblado, a ello había puesto todo su interés y dedicación. Recordaba que a veces los días se le hacían cortos por las tareas que se le acumulaban. Entre quienes habían acudido a la mina de los franceses para trabajar de mineros, reinaba un espíritu de camaradería y de ayuda mutua que no había conocido antes. Hombres jóvenes y menos jóvenes que sin conocerse de antemano trabajaban en equipo como una gran familia. Que después del trabajo colaboraban para acondicionar sus chozas y cuchitriles.
Los que además de trabajar en la mina conocían otros oficios, eran solicitados por otros compañeros para resolver tareas de su conocimiento; así: zapateros, panaderos, carpinteros, herreros, albañiles; vieron aumentar a veces sus ganancias en metálico, aunque lo habitual es que no mediara pago por estos “favores”, si no mediante trueque, entre quienes entendían de distintos oficios. A su hijo todo aquel bullicio de hombres y animales moviéndose de un lugar para otro desde el alba, le parecía la prosperidad, el futuro. Lo mejor que le podía estar pasando para hacerse un “hombre de provecho”, cómo quería su padre que fuera.

Cada mañana, padre e hijo se incorporaban a sus cuadrillas de trabajo. Otros muchachos que también vivía en el poblado con sus padres, eran empleados en las múltiples tareas que organizaban los capataces, o cambiaban a nuevos cometidos en función de las necesidades que tenía la empresa. Había muchachos trabajando en los desmontes, en las teleras, en los talleres, en contramina. Muchos fueron propuestos para tareas menos penosas por recomendación de los capataces, porque demostraban buenas habilidades y capacidad para aprender. Había quienes dejaron las teleras, los duros trabajos en los desmontes, o de acarrear leña; y pasaron a aprendices en la fundición y en los talleres.
Otras veces escuchaba a su padre hablar de Deligny con otros compañeros de trabajo, y aunque todos sabían que Felipe le acompañó desde la Puebla a reconocer los grandes escoriales, muchos puebleños acudieron a la mina por las referencias que les había dado su padre. Hablaba de Deligny como un hombre enérgico en sus planteamientos. Le consideraba muy responsable en sus asuntos y siempre preocupado por resolver cualquier problema. Visionario le llamó alguien. Lo que sí contagiaba es su entusiasmo y a lo que decía estar dispuesto, llevar Tharsis al nivel de la importancia de RíoTinto.

Felipe sí había oído de los desplazamientos de Deligny, sobre todo a Huelva. Después de la crisis que había provocado el cólera supo que se había trasladado definitivamente a la capital y que se había traído a su mujer y los hijos pequeños. Otros viajes que fueron poco conocido por los trabajadores eran los que le procuraron pleitos y preocupaciones. Viajes relacionados con la constitución de nuevas sociedades: “Mines de cuivre de Huelva”, París, 7 de junio de 1855. “La Sabina”, Sevilla, 7 de noviembre de 1855. Litigios con quienes había compartido proyecto común y se carteaban, “querido amigo”.

Estas demandas conllevaban procuradores, abogados, y juzgados. Y en estos casos también traductores, porque los juicios se sustanciaron en tribunales españoles y franceses. Recogidos en cientos de páginas con la caligrafía de la época. Esto le disgustaba enormemente porque le restaba tiempo para dedicarse a lo que estaba mentalizado; hacer rentable la explotación de Tharsis. Él, dispuesto más a la acción, que ahora le demandarán por los denuncios mineros en Portugal y la fundación de la Sabina, podía distraerlo de elevar la producción, la exportación, y la construcción del ferrocarril, que era su especialidad. En esa demanda de los socios saldría a relucir otra fecha importante, el acuerdo de 1 de mayo de 1853.

Desde Alosno acudían todos los días cientos de hombres. Los que no se habían construido un refugio en la mina iban y volvían diariamente. En este tránsito diario había quienes acudían acompañados de bestias que transportaban enseres para sus viviendas, o en las alforjas suministros para las necesidades del poblado. Hasta que no se hubieron organizados el suministro de alimentos se hacía desde los pueblos cercanos. La poca agricultura que se podía practicar por quiénes además trabajaban de mineros, apena daba para el autoconsumo. Por eso los hornos para panificar surgieron rápidamente, al igual que la cría de animales para garantizarse fuente de proteínas, o ingresos extras comerciando entre los ya numerosos habitantes que vivían en el poblado. Esta situación mejoró enormemente con la construcción del camino carretero hasta Gibraleón, ya que la recua de animales que transportaban el mineral hasta el Charco, regresaban al poblado cargados de mercancías y alimentos.
Felipe había comprobado lo tórrido que eran los veranos en la mina. Si en la Puebla lo había combatido entre los anchos muros de su casa y teniendo a mano los cántaros de agua que su mujer llenaba diariamente del pozo, aquella choza suya poco le protegía de la canícula.
Por eso se explicaba que Deligny se marchara a vivir a Huelva, porque su mujer y sus hijos no se acostumbrarían a veranos tan caluroso. Era su hombre de confianza, don Enrique Díaz, quién acudía con más frecuencia a Alosno para asuntos de representación.

Comprobó que el poblado que entre todos estaban construyendo se llamaba Tharsis, así lo escribía el alcalde de La Puebla, Antonio Díaz Mora, en un escrito que le fue entregado por un compañero de trabajo y vecino de La Puebla. Este escrito venía a recordarle un asunto municipal y a proponerle trabajo a su hijo mayor. El escrito le recordaba en primer lugar, que su hijo Jacinto cumplía ese año los 18 de edad, y era obligación de los padres inscribirlo en el Ayuntamiento encargado de confeccionar el padrón municipal donde el joven hubiera residido los dos últimos años. Después la Diputación Provincial comunicaba el número de mozos en los reemplazos de reclutas para el ejército que correspondía a cada municipio. El escrito continuaba proponiéndole un trabajo que pudiera interesar al hijo; regresar al trabajo de la Alquería, que tenía muy buen futuro porque se comerciaba mucho con la mina. Al siguiente fin de semana, después de leer el escrito con su hijo y acordar la respuesta que daría al alcalde, Felipe acudió a la Puebla. Inscribió a su hijo para la lista de reclutas.
También supo que el Ayuntamiento de La Puebla había entrado en pleitos con la Compañía de los franceses y con el Ayuntamiento de Alosno.
Aunque pareciera que la nueva sociedad constituida en París daría seguridad a Deligny para poner en explotación unas minas a las que bautizó con el nombre que las relacionaba con la antigua Turdetania y Tarteso, la realidad es que nuevos sinsabores se vislumbraban en el horizonte.

Continuará...
José Gómez Ponce
Febrero 2022