¿DÓNDE ESTÁ LA PASTA?

La novela picaresca no es solo un género literario de nuestro Siglo de Oro. La figura del pícaro no trascendió a la realidad desde la ficción, este ya debería existir para que nuestros clásicos lo llevaran a sus relatos. Emparentados con estos picaros y con una dosis de picardía elaborada, enfocada al beneficio inmediato a costa, sobre todo, de los ingenuos; situaríamos a los tahúres, y más concretamente a los trileros. El juego del trile, como todos sabemos, consistía en adivinar donde se encontraba la bolita. El trilero tenia uno o varios ganchos entre el publico, con ello desviaban la atención del incauto, que era capaz de jurar por todos los diablos donde estaba la bolita. Una vez realizada la apuesta, que los mismos ganchos animaban a que fuera sustanciosa, el incauto se maravilla de la fuerza tan poderosa que la había hecho desaparecer; o seguramente, pensaba, la vista le había jugado una mala pasada. Lo cierto es que acababa desplumado.
Este juego de birle birloque, nada por aquí nada por allí ¡Alehoooo!, es lo que practica el Gobierno con la tan cacareada ayuda al sector financiero.
Recogía la noticia el diario Expansión: “La banca usa el dinero público para comprar la deuda estatal” El dinero ingresado por las entidades del Fondo de Liquidez, entre Noviembre y Diciembre, ascendió a 9.300 millones de euros, de los cuales invirtieron 9.000 millones en obligaciones y bonos del estado.

Te lo doy con esta mano y te lo quito con la otra ¡Alehoooo!
No es de extrañar que el citado diario afirme: “los préstamos a empresas y a familias crecen a los menores porcentajes desde 1996 y de toda la serie histórica, respectivamente. Sin embargo, el crédito a las administraciones públicas se disparó un 23% en 2008, 11 veces más que en 2007”.

Lo que contribuirá a perpetuar el poder omnímodo del estado, porque ese dinero será utilizado para apuntalar una política económica nefasta, de derroche y subvención. Pues nada, que sigan en mantenella e no enmendalla.