El pasado fin de semana se han desarrollado dos manifestaciones en las taifas que controlan los nazionalistas; Galicia y Cataluña. Quienes convocaban las manifestaciones lo hacían por algo tan de sentido común que resulta imposible no apoyarlo. Algo así cómo "por el bilingüismo", lo que significa el derecho de los padres a poder elegir el idioma en que quieren que se eduquen sus hijos; español o catalán para la taifa Catalufa; gallego o español para la taifa Galaica. Aún pareciendo esto tan lógico y justo, avalado por el Tribunal Supremo, el presidente catalán incumple la sentencia del alto tribunal y sigue prohibiendo el uso del español en la enseñanza. Zapatero a todo esto calla, porque él disfruta llevando la contraria a los padres, a la historia, y al sentido común. También calla el PP, partido refugio de acobardados y acomplejados, donde su líder está teniendo el comportamiento más miserable y ruin que jamás se hubiera visto, pues ha pasado de hacer oposición a hacer de alfombra.
De las imágenes vistas por TV tampoco nos causan sorpresa, por cuanto la historia ya nos enseña de qué son capaces los nazis: prohíben idiomas, queman libros, demonizan al disidente y al final los encierran en campos de concentración. Y cómo siempre, la ciudadanía felizmente anestesiada. No quiere saber, no quiere entender. Es bueno recordar las palabras del pastor protestante, Martín Niemoeller, referidas a las prácticas nazis:
"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mi pero, para entonces, ya no quedaba nadie a quien decir nada."
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