viernes, 20 de febrero de 2009

OTRA HISTORIA MÁS


Hace días nos comentaba un parado, que ante la imposibilidad de encontrar trabajo en la construcción o en el sector servicios, dada su cualificación profesional, decidió probar en la agricultura. Dirigió sus pasos a las explotaciones que abundan por el condado onubense, y después de varios intentos regresó a casa sin conseguir trabajo. Nos comentó que en todas las fincas que visitó se encontraban extranjeros ocupados. No llegaba a explicarse, porqué un español, que quería trabajar en el campo, era rechazado. Pocos días pasaron cuando nuestro parado, después de oír las declaraciones de un empresario agrícola, ha empezado a comprender el asunto.
Este empresario venia a decir que es imposible que ellos puedan asumir el desempleo que generan otros sectores; porque ocurriría que se dispararían los costes, se hundiría la exportación y se crearía más paro. Lo que en roman paladino quiere decir, que la mano de obra extranjera que se emplea, si no toda bastante, lo hace en condiciones que la población autóctona no aceptaría.
No se trata que el parado, en este caso andaluz, sea discriminado por el empresario agrícola; es que la bonanza que disfruta este sector mantiene sus beneficios indisolublemente unido a la mano de obra extranjera.
Tampoco tiene culpa ningún parado, si a nuestras costas arriban inmigrantes ilegales que, huyendo de la miseria y con tal de sobrevivir, aceptan condiciones de trabajo miserables.
Ni que algún empresario bordee la legalidad con tal de subsistir. O subsistan incumpliéndola. Pero somos nosotros, el gobierno que tenemos, donde se lució el ministro Caldera propiciando el efecto llamada, quien ha organizado este desbarajuste padre. Donde cada día siguen llegando pateras, y vuelos, y autobuses, repletos de inmigrantes que creen encontrar aquí El Dorado. Debería ser el gobierno quien remediara esta situación, pero cómo no tenemos gobierno, si no un desgobierno; que tapa una mentira con otra más grande, pues resulta que nuestro parado acabó poniéndose de los nervios cuando leyó la ultima mamarrachada que Zapatero quiere perpetrar contra todos los trabajadores: jugarse en bolsa el fondo de las pensiones.

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Que vergüenza de los sindicatos que padecemos. Resulta, que entre 2004 -2009 han recibido, solo de la Junta de Andalucía, 265 millones de euros. Vamos, moco de pava. Así se explica que estén ciegos, sordos, y mudos, con los millones de parados que no encuentran trabajo ni cobran subsidio. Claro, a estos sindicalistas impresentables los ceba Chaves y viven de p.m., sin dar palo al agua y haciendo de títeres de ZP. ¡Golfos!

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