El pasado viernes nos encontramos varios conocidos en la conferencia del filosofo Gustavo Bueno, en la casa Colón. Todos habíamos leído algo de él, y nos pareció interesante escucharle en persona. La respuesta del público fue meritoria, pues abarrotó completamente la sala, quedando personas fuera.
Hay que destacar también la excelente introducción que le hizo Gómez Marín, que fue muy aplaudida, donde aprovechó para exponer sus puntos de vista; lo cual nos parece magnifico, ya que Gómez Marín está a un nivel que se puede permitir decir lo que piensa.
Escuchar a alguien que exponga sus puntos de vista con un uso tan cuidado del lenguaje, por cuanto utilizar las palabras que mejor definan, acoten, o precisen una idea, un pensamiento, siempre es de agradecer.
Por ahí empezó su conferencia, hablando que las palabras sí que importan, porque nos definen a nosotros y nos hacemos comprender de los demás. Algo parecido nos recuerda cuando nos repetían aquello de la importancia de hablar con propiedad.
Algunos de nosotros empezamos descubriendo a Bueno algo tarde, sobre todo a raíz de la polémica que suscitó desenmascarar a Blas Infante, a “semejante pájaro”, así lo definió Bueno, que dejó aclarado en su extenso articulo. Y es que elevar al subdodicho personaje a padre de la patria andaluza, vaya la gracia que nos hace.
Salimos contentos de la conferencia, y nos llamó la atención que la diera de pie. Es que 85 años deben de pesar.
P.D. Sobre el trabajo de Gustavo Bueno podéis consultar el enlace: EL CATOBLEPAS, en este blog.
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