jueves, 29 de noviembre de 2012

SANTA BÁRBARA EN THARSIS


4 de Diciembre, Santa Bárbara. Traemos a nuestro blog una crónica aparecida en el diario Odiel en 1963 y firmada por Bautista Mojarro.
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SANTA BÁRBARA EN THARSIS
A mi primo Pedro García
El mes de diciembre, como todos los años, se nos abre con la festividad de Santa Bárbara. Patrona de los mineros. En la localidad minera de Tharsis la festividad de tan excelsa Patro­na tiene una solemnidad emoti­va.

Desde antaño la contingencia minera, unánime, le profesa a la venerada Virgen una devoción inefable. Por aquel entonces, la ermita se hallaba a la entrada de la población, casi a la ladera fe un pequeño cerro —como atalaya—, concretamente en el lugar vulgarmente conocido por Pueblo Nuevo, desde allí, y por esta fecha se sacaba la efigie de la Santa desde el interior del templo y se la bajaba al pueblo, recorriendo de esta manera, las calles principales y acompañada de una ingente cantidad de fie­les. Hoy, la primitiva ermita, se halla en trato con las ortigas, el jaramago y la vinagreta, todo es ruina y desolación. Entre sus muros derruidos cualquier curioso podrá ver sin dificultad algún que otro resto de lo que en tiem­po fueron marcos de cuadros re­ligiosos, pero, todo esto, pertene­ce al pasado, y Tharsis actual­mente goza de un presente óptimo en este aspecto.

Con el tiempo, al aumentar la contingencia de la villa, y dado a que la primera ermita contaba son escasas dimensiones para una población que evolucionaba considerablemente, se creyó oportuno trasladar a la escuela el altar religioso, pues, era este el falco rincón que ofrecía las con­diciones adecuadas para el ejer­cido de tan alto magisterio. Pe­ro Tharsis, después de ímprobos esfuerzos, no tardó en tener una nueva ermita, y fue poco des­pués de la llegada de nuestro primer Obispo Pedro a Huelva guando el pueblo vivo dicho acontecimiento, el cual presidió la ceremonia religiosa y bendijo la colocación de la primera piedra. Entonces era yo muy joven pero me sigue fiel él recuerdo a la memoria Bárbara, y es donde actualmen­te se venera a la Virgen. La tra­dición sigue en pie, y como siempre se realizan los actos religio­sos de costumbre. La efigie, pe­queña --pero de tanto significa­do—, de Nuestra Señora, vuelve a recorrer la población seguida por los fieles, unos, exteriorizan su entrega y devoción irrumpiendo en clamores de alabanza. ¡Vi­va Santa Bárbara bendita!, otros, los más, de una manera muy distinta recogida y quedar mente, le llevan sus promesas y oraciones.

Como esta villa se halla próxi­ma al Alosno, también existen letrillas de fandangos que nos hablan de la Patrona. En esta fecha de hoy no suena el barre­no, ni se oyen las máquinas ex­cavadoras, ni tampoco el ruido de los pesados camiones que, por los serpenteantes bancos, suelen llevar el mineral hacia el exte­rior. El minero, se despoja de lo diario, y se une a la alegría co­mún; vuelve a sonar la guitarra tocada por manos expertas. Al­guien canta un fandango, otro espera para responder, y de esta manera se llega al ocaso do este memorable día.

Casi siempre el tiempo desfa­vorece la fiesta y, así el dia suele aparecer con el gris rumor de la tormenta, aunque, después todo no sea nada, porque, ese todo, absolutamente se pone en consonancia con el hondo senti­do de nuestra Virgen minera.

En la procesión matinal —si el tiempo lo permite—, marcharán delante los niños de las escuelas con sus maestras, y don Antonio, el cura, se verá una vez más preso de esa alegría a la que tanto lo tiene acostumbrado este pue­blo nuestro. Pueden que se tiren cohetes y todo eso, pero es lo de menos, porque, Tharsis, desde siempre, los actos religiosos sue­le realizarlo con esa humildad y sencillez que tanto encierra y emociona.

Desde estas columnas de ODIEL, un ¡Viva! muy fuerte a Santa Bárbara desde lo más re­cóndito del corazón, y que las fiestas de este año tengan la re­sonancia y el auge que merece.
 
Juan Bautista Mojarro, 1963
 

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