El
pasado mes de Octubre se celebró la XV edición de las Jornadas de Arqueología y
Territorio de Aljaraque. Una de las
ponencias versaba sobre los terrenos adquiridos por la Compañía de Tharsis para
el embarque de mineral desde Corrales.
Los
corrales era el nombre dado por los vecinos de Aljaraque al lugar donde
cercaban el ganado y que pasó después a designar al nuevo núcleo minero de la
Compañía. En su venta participaron algunos intermediarios que se beneficiaron
en la operación. Asunto que fue resaltado en una de las charlas de la Jornada.
Hacia
1866, cuando la Sociedad de minas de
cobre de Huelva, que dirigía el francés Víctor Mercier, fue adquirida por
la sociedad inglesa y pasó a llamarse Tharsis
Sulphur and Copper Company, en el proyecto de explotación constaba la
necesidad de construcción del ferrocarril para exportar el mineral desde el
puerto más cercano, Huelva. Independientemente que en la España romana otro
lugar de embarque se hubiera establecido a través de Sanlúcar del Guadiana.
Esta necesidad del transporte por ferrocarril les sería planteada a los
británicos por Mercier, así como el proyecto de su trazado iniciado por Deligny
y que por impedimentos económicos no pudo
realizar.
La
decisión de construir el ferrocarril era vital para la rentabilidad que se
suponía podían obtener los inversores que habían confiado invirtiendo en la
Tharsis Sulphur. Decisión que se tradujo en la compra de varias locomotoras ya
en 1867. Locomotoras que estuvieron operativas desde el primer momento en
tareas extractivas, y pasaron después al arrastre de vagones cuando se inauguró
el ferrocarril en 1871. Fotos de aquella época las muestran en los trabajos de
Filón Norte.
Que
la compañía minera que inauguró el ferrocarril tuviera el proyecto de hacerlo a
través de los terrenos de la villa de Aljaraque, pudo muy bien ser conocido por
quienes tenían influencias económicas y políticas en la provincia de Huelva, o
que además desempeñaban actividades relacionadas con la Administración del
Estado. Recordar que la concesión del primer ferrocarril a Tharsis la obtiene
Eugenio Duclerc en 1858. Posteriormente Mercier vuelve a obtener una nueva
concesión en 1863, trazados estos que debieron ser conocidos por las
autoridades de Huelva. En este contexto es en el que se nos expone la
participación de una persona bien relacionada políticamente en la provincia:
Fernando de la Cueva y Cáceres, quien había adquirido a bajo precio y hacia
1863, cuando Tharsis era explotado por la sociedad francesa, los terrenos que
después vendería a la Tharsis Sulphur. Otra cuestión mencionada en esta
operación hacía referencia a la propiedad de los terrenos, y si legalmente
debieron ser vendidos o pertenecían al común de los vecinos.
En
esos terrenos adquiridos por la Compañía fundada en 1866, donde se construirían
las instalaciones para el embarque de minerales, se configuró además para un
asentamiento urbano por la fuerte atracción de mano de obra. Igualmente, otros
muchos edificios se fueron construyendo a lo largo de los años, no sólo para
ampliación de la actividad minera, también para el servicio de los vecinos de
Corrales.
Estos
“negocios” entre particulares, y una importante empresa minera, pueden ser
interpretados de distinta manera, pero es imprescindible para su valoración
atenerse al contexto histórico. Sea el caso este concreto de Fernando de la
Cueva, sea en su contrario los serviciales que encontraron entre nosotros.
Partiendo
de esa valoración, no se puede olvidar el objetivo de cualquier empresa:
obtener beneficios, y si como en este caso, la empresa y los accionistas son
foráneos, redoblar esfuerzos en evitar conflictos. Aunque no siempre lo
consiguieron. La permanencia de sus gestores dependía del balance de
resultados.
Esto
es aplicable, quizás en mayor medida, a las empresas mineras que se establecieron
en la provincia de Huelva. El poder y la influencia que ostentaron fue de lo
más importante, muy por encima de todas ellas Rio-Tinto. Tharsis en menor
medida. Vinieron a este “lugar perdido” de España para hacer negocios, y a ello
se dedicaron con total entrega.
Manejaron
los hilos para que el viento soplara a su favor en cualquier circunstancia. Y
en no pocas veces, recibieron apoyo desde aquí por quienes pudieron y debieron
defender nuestros intereses.
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P. D.
Como
ejemplo de aquellas relaciones, os transcribimos una carta aparecida en la
Revista Minera en 1881. El escrito titulado: Carta de Huelva, está publicado de
otro periódico. Hemos subrayado los párrafos que vienen a confirmar lo que
decimos.
Aunque
sólo es un botón de muestra, pueden encontrar muchas otras pruebas en la
extensa bibliografía publicada sobre la actividad minera en la provincia de
Huelva.
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CARTA
DE HUELVA.
Señor
director de El Día.
Conocidas son, señor director, las ricas mina de cobre que, de algunos años a esta parte, comenzaron a explotarse en la provincia de Huelva, y las grandes cuestiones que se suscitaron con motivo de la calcinación del cobre al aire libre. Estas minas y estas cuestiones tienen también importancia política para las próximas elecciones. La industria minera adquiere cada día más importancia. La mina de Tharsis y la de la Zarza, continúan exportando grandes cantidades de mineral; más la primera tendrá que decrecer, aunque por muchos años continúe la explotación en grande escala. La mina de Rio-Tinto llega en estos momentos a la plenitud de su desarrollo.
En el año de 1880 ha tenido una explotación de más de 900.000 toneladas; ha exportada de ellas unas 280.000 y el resto lo ha destinado al beneficio, ya por sulfatización espontánea, esparciendo el polvo sobre los terrenos y campos de beneficio, ya calcinando otra parte, ya sometiéndola al nuevo procedimiento de cloruración, consiguiendo más de 12.000; toneladas de cáscara, y sobre 900 de cobre negro. Esta poderosa mina sostiene más de 6.000 operarios constantemente, y ha iniciado procedimientos nuevos de cementación para la obtención de la plata.
La aldea formada por la Compañía de Rio-Tinto se aumentó considerablemente en 1880; pertenece a la villa de Zalamea, de la que si no de derecho, se ha emancipado de hecho, eligiendo concejales suyos con independencia de los dos bandos que en aquel pueblo se disputan el poder.
La compañía de minas del Alosno que posee el grupo de las de Lagunazo, se ha instalado recientemente en la Puebla, estableciendo allí oficinas técnicas y administrativas; está construyendo grandes edificios, y procederá a la explotación en grande escala en seguida que se proceda a la construcción del camino de hierro de Huelva a Zafra, cuyo principal movimiento será la conducción de minerales. La noticia de que este ferrocarril, del que otras veces habló El Día, se ha anunciado a subasta, ha sido de júbilo para la provincia de Huelva, porque esperan todos que sea el iniciador de un gran desenvolvimiento de riqueza.
La mina de cobre Cueva de la Mora, la tercera en importancia; la titulada El Carpio, San Telmo y otras varias, aumentan cada día sus productos, y pronto comenzará la Joya a exportar mineral en grandes cantidades, si, como se espera, resulta ser una de las primeras de la provincia.
La cuestión de los humos ha decrecido un tanto por varias causas. Las empresas mineras han disminuido algo las calcinaciones; alguna ha adoptado nuevos procedimientos, y la de Rio-Tinto, que era la que calcinaba en grande escala, procura calmar los ánimos, indemnizando y comprando terrenos en 1880, por valor de 38.000 duros.
Este desarrollo enorme de la industria minera, ha tenido en la política su innegable influencia. El poder indudable de las compañías por más que en la casi totalidad de los casos estén al lado del Gobierno, procura adquirirse, y una tribu de vividores que quiere explotar a las empresas, y aún encopetados políticos de Madrid, no son ajenos a éstos manejos. En un país donde la idea de justicia no es de las más arraigadas, los millones de millones de las empresas hacen frecuentemente inclinar la balanza, y los caracteres muchas veces se doblan.
En las elecciones que se acercan, únicamente en el distrito de Valverde se habla de humos; pero creemos que esta cuestión no se agitará para arreglarse de una manera definitiva, hasta que constituida una Liga de contribuyentes en cada pueblo, éstos señalen de común acuerdo lo que debe hacerse.
En el año de 1880 ha tenido una explotación de más de 900.000 toneladas; ha exportada de ellas unas 280.000 y el resto lo ha destinado al beneficio, ya por sulfatización espontánea, esparciendo el polvo sobre los terrenos y campos de beneficio, ya calcinando otra parte, ya sometiéndola al nuevo procedimiento de cloruración, consiguiendo más de 12.000; toneladas de cáscara, y sobre 900 de cobre negro. Esta poderosa mina sostiene más de 6.000 operarios constantemente, y ha iniciado procedimientos nuevos de cementación para la obtención de la plata.
La aldea formada por la Compañía de Rio-Tinto se aumentó considerablemente en 1880; pertenece a la villa de Zalamea, de la que si no de derecho, se ha emancipado de hecho, eligiendo concejales suyos con independencia de los dos bandos que en aquel pueblo se disputan el poder.
La compañía de minas del Alosno que posee el grupo de las de Lagunazo, se ha instalado recientemente en la Puebla, estableciendo allí oficinas técnicas y administrativas; está construyendo grandes edificios, y procederá a la explotación en grande escala en seguida que se proceda a la construcción del camino de hierro de Huelva a Zafra, cuyo principal movimiento será la conducción de minerales. La noticia de que este ferrocarril, del que otras veces habló El Día, se ha anunciado a subasta, ha sido de júbilo para la provincia de Huelva, porque esperan todos que sea el iniciador de un gran desenvolvimiento de riqueza.
La mina de cobre Cueva de la Mora, la tercera en importancia; la titulada El Carpio, San Telmo y otras varias, aumentan cada día sus productos, y pronto comenzará la Joya a exportar mineral en grandes cantidades, si, como se espera, resulta ser una de las primeras de la provincia.
La cuestión de los humos ha decrecido un tanto por varias causas. Las empresas mineras han disminuido algo las calcinaciones; alguna ha adoptado nuevos procedimientos, y la de Rio-Tinto, que era la que calcinaba en grande escala, procura calmar los ánimos, indemnizando y comprando terrenos en 1880, por valor de 38.000 duros.
Este desarrollo enorme de la industria minera, ha tenido en la política su innegable influencia. El poder indudable de las compañías por más que en la casi totalidad de los casos estén al lado del Gobierno, procura adquirirse, y una tribu de vividores que quiere explotar a las empresas, y aún encopetados políticos de Madrid, no son ajenos a éstos manejos. En un país donde la idea de justicia no es de las más arraigadas, los millones de millones de las empresas hacen frecuentemente inclinar la balanza, y los caracteres muchas veces se doblan.
En las elecciones que se acercan, únicamente en el distrito de Valverde se habla de humos; pero creemos que esta cuestión no se agitará para arreglarse de una manera definitiva, hasta que constituida una Liga de contribuyentes en cada pueblo, éstos señalen de común acuerdo lo que debe hacerse.
(El Día) Revista Minera. Año 1881
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