De
nuevo con todos vosotros. Año nuevo propósitos nuevos, que se suele decir,
aunque los nuestros siguen siendo los mismos. Seguir manteniendo abierto este
foro de encuentro, donde nos une un pasado común, vivido por nosotros y
nuestros antepasados.
Hacer
balance del año es constatar el pesimismo popular de la falta de interés para
hacer algo por nosotros mismos. “No tenemos solución”, que sentencia el
castizo, donde ponernos de acuerdo entre unos y otros es tarea imposible. En el
resto de Europa saben que el más antiespañol es otro español.
Un
acontecimiento que ha despertado interés más allá de nuestra provincia,
relacionado con nuestra historia, es la puesta en escena sobre la salida de los
Reyes Magos. Puesta en escena muy bien acogida y que esperan que continúe
mejorando en el tiempo. Este pasaje histórico ha cobrado actualidad con la
publicación de Benedicto XVI, La
infancia de Jesús.
Si
bien a Joseph Ratzinger se le ha
criticado que afirmara que el buey y la mula no estuvieran en el portal,
afirmación constatada en los evangelios. Sin embargo se ha interpretado más
interesadamente que en la adoración a Jesús participara la nación de Tarsis,
que exportaba sus minerales a Israel, a que los reyes “magos” partieran desde
Oriente, lo que nos alejaría que uno de los Reyes fuera de Tartesos.
Esta polémica alcanza directamente a Ernesto
Deligny, lo que nos une a nuestro pasado, al menos a su interpretación
conocida. Que la ciudad estado del reino de Tarsis estuviera en el núcleo de
población que él designó con el nombre de Minas de Tharsis, no es posible
demostrar objetivamente. Ningún descubrimiento arqueológico ha podido confirmar
la situación exacta de esta capital. La argumentación de Deligny es en base al
topónimo Tarse, dado a la cumbre de la Sierra Ensillada (La Divisa para nosotros) y
a los inmensos escoriales que tuvo oportunidad de recorrer. Tanto los de la
Huerta Grande como los de Filón Sur, entre otros. Seguramente Deligny hubiera
tenido otra posibilidad de bautizar aquellas minas con otro nombre si hubiera
conocido los importantes restos romanos hallados posteriormente y que nos
relacionan con Ad Rvbras.
Al igual que otros topónimos ya empleados de antiguo y mencionados en sus Apuntes Históricos. Tampoco pasamos por
alto que muchos registros mineros se bautizaban recurriendo al santoral, a las
virtudes teologales, al acuerdo de los accionistas, o a nombres de los más
peregrinos. Es el caso de su primer trabajo minero, que conocemos por La Sabina.
Esta hipótesis defendida por Deligny, de relacionar
el Tharsis actual con el Tarsis Bíblico, no ha podido ser demostrada hasta la
fecha. Tampoco se ponen de acuerdo los arqueólogos que en la época romana
Tharsis fuera la mansio Ad
Rvbras, mencionada en el Itinerario
Antonino. Aún no se ha realizado el descubrimiento concluyente que
confirme a Deligny. Sin embargo, afirmar que estamos relacionados con Ad Rvbras es defendido
por más investigadores.
Los restos arqueológico encontrados a lo largo de la
explotación minera de Tharsis, desde el siglo XIX, vienen a confirmar que
anterior a nuestra Era ya se ejercía la minería, y al parecer con bastante
importancia. Los restos de cerámicas, depositados algunos en el Museo de
Huelva, y los que había en el primitivo Museo que la Compañía tenia en una de
las viviendas de Pueblo Nuevo, así lo atestiguan. Igual de importante fue el
collar de oro descubierto por el alemán Niemeyer en una tumba cercana a la corta de la
Esperanza, y que calificó de origen tartésico. Estos argumentos y
contrargumentos, frecuentes y necesarios en el mundo científico, no tienen por
qué alejarnos de futuras y mejoradas puestas en escenas.
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