jueves, 25 de octubre de 2012

LAS MINAS DE LA PROVINCIA DE HUELVA (1875)


 

Os dejamos en esta entrada las conclusiones de un extenso artículo aparecido en la Revista Minera en 1875, firmado por Fernando de Antón. Podéis comprobar la visión que se tenía en el siglo XIX de la actividad minera, y  lo que supuso de “Revolución Industrial” en nuestra provincia. Y muy concretamente en Tharsis.

Muchos de los trabajos publicados en aquella época, inciden en las expectativas de desarrollo y riqueza que nos traería la visita de Ernesto Deligny. Y a pesar del esfuerzo de tantos antepasados convertidos a mineros, de esta importante actividad apenas si van quedando recuerdos.

Lo hemos transcrito para que su lectura sea más comprensiva.

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LAS MINAS DE LA PROVINCIA DE HUELVA.

Ha sido una tendencia natural en los pueblos com­batir y denigrar al hombre que, sobreponiéndose con su inteligencia a sus contemporáneos, traza una nueva senda á la humanidad en cualquiera de estas manifesta­ciones, en que necesariamente, tiene que romper con el sentido común de su tiempo; así es que en el orden moral nos encontramos con el Calvario, en el orden científico con Bruno y Galileo, en el orden industrial con Fulton.

Wolters: este es el nombre del minero explotador. Recorrió las galerías subterráneas de Rio-Tinto, penetró en las anchas cuevas que abrieron los romanos, ana­lizó los minerales, todos ellos piritas cúpricas, excepto algunas ligeras cintas de plomo, y alzó la voz entu­siasmado, tratando de inculcar el principio fecundo de asociación. ¡Inútil voz! ¡Estériles esfuerzos! El espíritu de asociación, estimulado por Wolters, casi nada supo crear: ¿qué mucho, si al cabo de siglos, aun ese espíri­tu yace adormecido en España, muerto por la descon­fianza que han creado en todas las épocas los agiotis­tas que han hundido sus garras de raposo en el bolsi­llo del hombre cándido para extraerles sus ahorros? ¿Qué mucho, si aun en la indiferencia de sus destinos industriales vegeta en la ignorancia de su fuerza, des­conociendo que en la afinidad y en la cohesión se fun­da la solidez del planeta?¿Qué mucho, repetimos, que no se comprendiera que en la asociación está todo el prodigio de la vida industrial, y al sueco Wolters se le llamara públicamente embustero, estafador, hereje?
 
Y sin embargo, tal es el poder de la idea; el ilus­trado extranjero, tan torpemente tratado por los ig­norantes y envidiosos, logró formar, después de vencer grandísimos obstáculos, una débil Compañía, y allegar algunos recursos: ningún beneficio obtuvo para sí. Sus sucesores lograron explotar las minas, si bien la explotación no correspondía á la potencia de los criaderos.

Bajo el reinado de Carlos III tuvo más desarrollo la explotación. En solo cinco años se obtuvieron cerca de 400.000 arrobas de pirita, que dieron 9.000 de cobre negro y 7.000 de cobre fino. En 1778, D, Francisco An­gulo, examinando las sorprendentes aguas vitriólicas de Rio-Tinto, aguas que los naturales, antes de la lle­gada de los romanos, llamaban ¡quemantes, esto es, "urberó", concibió el proyecto de obtener el cobre por cementación.

Este útil procedimiento de extraer el cobré de las aguas vitriólicas, dio excelentes resultados, que hu­bieran sido beneficiosos si el gobierno hubiera facili­tado fondos, dando á los ingenieros libertad de acción para llevar los trabajos adelante.
                                                      
El movimiento minero siguió estacionado en la provincia hasta el año de 1843, en que principió la explotación de las piritas por algunos industriales del país; pero que carecían de capitales, y por otra parte el espiritu de asociación permanecía muerto. Mas en el año de 1853 se presenta el ingeniero francés Mr. Er­nesto Deligny, recorre esta maravillosa sierra, llevan­do en su mente un nombre histórico ¡Tharsis!

Allí en el distrito del Alosno encuentra inmensos rimeros de escorias, las reconoce y descubre los tra­bajos de los fenicios y los romanos. ¡Tharsis! exclama, y no duda en asegurar que allí estaban los ricos cria­deros que dieron raudales de cobre, que sirvió para la creación del templo de Salomón. Empero ¿estaban apurados aquellos criaderos? ¿No los habían explota­do los antiguos á causa de no encontrar ya en ellos piritas? Deligny se persuadió bien pronto de que no solamente no estaban apurados, sino de que se nece­sitarían siglos de ciclópeos trabajos para arrancar sus inmensas masas.

Funda, llevando la confianza a Francia, una sociedad francesa, y con el señalado mérito de su poderosa iniciativa, de su inquebrantable fe y perseverancia fir­mísima, hace feliz aplicación de sus conocimientos me­talúrgicos, y da comienzo a la explotación de los por­tentosos criaderos de pirita cúprica. Y comprendiendo desde luego la magnitud de la empresa y la necesidad del desarrollo en vasta escala, consigue que venga un buque de guerra francés de 1.000 toneladas al puerto de Huelva: el hermoso vapor Newton sondea la barra, y da a conocer a los marinos y navieros el calado de la Ría, cuyas aguas jamás encrespadas por las tempes­tades, solo eran surcadas por místicos y faluchos que hacían el pequeño cabotaje.

CONTINUARÁ…

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