Las minas de Tharsis, la Zarza y El Carpio, usan
Huelva como puerto de embarque. En 1.871 se abre la línea de vía estrecha con
locomotoras de vapor para el transporte de minerales y viajeros, (-19 El último tercio del
siglo XIX ve cómo la explotación de la riqueza minera de la provincia se hace
cada vez más importante. Se construyen en el Río Odiel los muelles de embarque
de Tharsis (1.871) en la orilla derecha, y de Rio Tinto (1874) en la otra
margen.
La circulación de los trenes se ajustaba
a un cuadro de tráfico que permitía formar trenes de 20 vagones y un furgón en
cola, con un peso útil por tren de 100 Tm de mineral. Permitiendo ocho trenes
regulares en cada sentido y tres discrecionales, empleando en el recorrido dos
horas y 23 minutos los descendentes y dos horas y 19 minutos los ascendentes,
lo que representa 18,48 y 19,01 kms/hora respectivamente, descontando las
paradas la velocidad media era de 21, 54 Kms hora.) recorriendo un
trayecto de 47 Km
entre Tharsis y el embarcadero del Puntal de la Cruz , en Corrales, en la ria del Odiel frente a
Huelva.
Mirando hacia atrás, uno no puede
más que rememorar con sentimiento melancólico a mi abuelo paterno Cipriano
regresando a su tierra desde la blanca y soleada Andalucía, para encontrarse en
diversos almuerzos veraniegos con sus cuñados, cuñadas, demás familiares y
amistades en su tierra natal.
En Begoña, antes de la Primera Guerra
Mundial, en casa de los suegros, hablarían de sus asuntos personales, así
como de las diversas actividades industriales, comerciales y financieras que
ellos regentaban en el norte, pero también Cipriano les describiría los
fragosos alcores y cerros por donde descendían las máquinas de vapor transportando
entre encinares, alcornocales y campos de olivos decenas de vagones cargados de
minerales amarillentos y brillantes. Al sur, lejos de la ría del Nervión,
quedaban los ruidos de los talleres de trituración, de las quebrantadoras y de
los motores de las cintas transportadoras de las minas onubenses. ¿Se habría
aficionado Cipriano al Cante Jondo? ¿Les contaría a sus primas, hermanas y a su
amigo Laureano cómo era la dura explotación minera a cielo abierto en la lejana
y calurosa Tharsis o el descenso a la oscuridad de las minas?
En aquel El Dorado de fenicios,
griegos y romanos, ahora estaban presentes las potentes firmas europeas, entre
sus aromáticas retamas y rojizas tierras. Éstas explotaban al obrero, pero
también fundaban pueblos para sus empleados en el distrito de Río Tinto y
en las zonas portuarias. Aún quedan vestigios de su quehacer en el pueblo
fronterizo de La Laja. El
puerto del Guadiana fue, desde su fundación, objeto de un desarrollo muy lento,
lo que ha permitido que llegue hasta nuestros días, conservándose parte de la
trama urbana y del caserío original. Se pueden reconocer claramente las
«cuarteladas», tipología típica de viviendas mineras, de reducidas dimensiones,
organizadas en manzanas en hilera dispuestas paralelamente entre sí. Edificaciones
sencillas, de una o dos plantas, de muros de carga de mampostería de piedras
locales, encaladas, con cubierta inclinada cerámica. Dentro de las cuarteladas,
existen otros edificios de mejor factura y dimensiones, como la antigua «casa
del ingeniero» a cargo de las instalaciones del muelle, o la antigua capilla o
«casa de los curas». Parte del poblado ha sido rehabilitado para su explotación
turística, si bien las viviendas mantienen las estructuras murales de piedra y
la ausencia de decoración externa que les confiere un aspecto de sobriedad y
sencillez.
Cipriano debió comparar la
situación laboral del trabajador minero e industrial en Vizcaya y en Huelva,
las tradiciones de sus habitantes en las minas, en los muelles, y les hablaría
a sus amigos bilbaínos de Huelva y Palos de Moguer, orilla de las tres
carabelas. Y de Sevilla.
¿Cómo vería aquel clan familiar
de los Echevarría -vasco, liberal y defensor de los derechos de hidalguía de
Vizcaya- (-20 En el Señorío de Vizcaya
y en Guipúzcoa existía el llamado derecho de hidalguía universal, en virtud del
cual todos los vizcaínos y guipuzcoanos nacían hidalgos.) a este
Cipriano industrial y minero, con ciertos aires andaluces, asociado al primer
puerto minero de España y a importantes sociedades internacionales? Por su
parte, Horacio Echevarrieta, estaba también involucrado en grandes proyectos
mineros en España, pero ambos operaban de forma independiente. En sus ratos
libres, el padre de Fernando ¿visitaría de vez en cuando las dunas, playas,
lagunas y pinares de las impresionantes Marismas del Odiel?
Cuando Cipriano tuviera 45 años,
allá por 1915, llevaría también a Fernando, su hijo de diez años, junto a
su hermana Marichu, a casa de los abuelos paternos, para que sus vástagos
fueran vistos y conocidos mejor.
En el seno de aquellas conocidas
familias -en términos sociales y económicos- de la comunidad de Bilbao,
Fernando se inició en los sueños y realidades de este mundo. Desde
algunas generaciones atrás su familia materna había estado cercana a la élite
municipal y provincial. Por una parte, Fernando escucharía las peripecias de su
abuelo Juan Echevarría La Llana
que había detentado el poder municipal de la capital de Vizcaya en los
difíciles tiempos de la
Segunda Guerra Carlista (-21
El carlismo es un movimiento político tradicionalista y legitimista de carácter
antiliberal y contrarrevolucionario surgido en España en el siglo XIX que
pretende el establecimiento de una rama alternativa de la dinastía de los
Borbones en el trono español, y que en sus orígenes propugnaba la vuelta al
Antiguo Régimen. ) (1846-1849),
siendo senador y miembro de la Asamblea Nacional durante la Tercera Guerra Carlista (-22
Los principales escenarios de conflicto de la Tercera Guerra
Carlista fueron las zonas rurales de las Vascongadas, Navarra y Cataluña, y con
menor repercusión en zonas como Aragón, Valencia y Castilla. )
(1872-1876). La villa de Bilbao
se había defendido de esta forma del pensamiento antiliberal católico
tradicional. Por otra parte, vería a su padre como un hombre de negocios
importante, interesado en la explotación de las minas de pirita y asociado al
mundo de la pesca atlántica. (-23
A comienzos del siglo XX se establecieron en Galicia dos
compañías balleneras. Una fue la Compañía Ballenera Española, creada en 1914 con capital
noruego, si bien no empezó su actividad hasta el fin de la Primera Guerra
Mundial. Sus inicios fueron en la zona del estrecho de Gibraltar, abriendo la
factoría de Caneliñas en 1924. La otra compañía era la Sociedad Anónima Corona, con domicilio social en Vigo y asociada a otra de
origen noruego, que obtuvo en diciembre de 1923 autorización para la caza de la
ballena a nombre de Cipriano Roque de Careaga y Cortina. En 1924 y antes
de que se abriera la factoría de Caneliñas comenzó la actividad, a bordo del
buque-factoría Alfonso XIII, que fondeaba en la ensenada de Barra y en la ría
de Aldán. El buque era abastecido por las capturas de los barcos auxiliares
Corona I, II, III e IV. )
A veces estaría su padre ausente,
por largos periodos, de Bilbao o de Sevilla, debido a su actividad empresarial
bajo los azules limpios cielos de las minas. Su trabajo debió de ser duro,
pues la extracción del mineral o la construcción y mantenimiento de las
infraestructuras ferroviarias no se lleva a cabo sin un trabajo constante y
tenaz. Entre martillos, piquetes, taladros, mulas y burros de carga,
barrenadoras y explosivos, vagones, tolvas, apeaderos, terminales, talleres,
palancas, señales de paso a nivel, traviesas, agujas… la tarea es agotadora
para el obrero, los capataces, vigilantes, supervisores e incluso para los
ingenieros a pie de campo. El calor aprieta en el largo verano, cae un sol de
justicia, el entorno es un secarral polvoriento. El agua fresca del botijo es
un tesoro. Las condiciones de seguridad laboral son siempre insuficientes y de
vez en cuando hay graves accidentes. Cipriano trabaja con cientos de mineros y
ferroviarios de sol a sol, sin descanso, por sus hijos, su familia, por el
negocio, por la empresa que da de comer a tantas familias, venidas de los
pueblos de la comarca atraídas por los sueldos.
En Europa, en plena Primera
Guerra Mundial, los mercados demandan piritas para obtener hierro y azufre para
fabricar ácido sulfúrico. (-24
La industria que más utiliza el ácido sulfúrico es la de los fertilizantes.
Otras aplicaciones importantes se encuentran en la refinación del petróleo,
producción de pigmentos, tratamiento del acero, extracción de metales no
ferrosos, manufactura de explosivos, detergentes, plásticos y fibras.)
Quizás por diversas razones
familiares Fernando pasó algunas épocas estudiando en Francia o en Bélgica,
pues su ocupado padre seguramente tuviera puestas sus miras en colocar a su
hijo en el ámbito de los negocios internacionales.
En conclusión, la familia de
Fernando gozaba en el primer tercio del siglo XX de una posición social
envidiable en el ámbito político, financiero e industrial español y no es muy
descabellado el pensar que mi padre hubiera pasado una parte de su infancia y
juventud en Sevilla.
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