jueves, 27 de septiembre de 2012

CIPRIANO CAREAGA ADARO Y LAS MINAS DE HUELVA (y 3ª Parte)



Las minas de Tharsis, la Zarza y El Carpio, usan Huelva como puerto de embarque. En 1.871 se abre la línea de vía estrecha con locomotoras de vapor para el transporte de minerales y viajeros, (-19 El último tercio del siglo XIX ve cómo la explotación de la riqueza minera de la provincia se hace cada vez más importante. Se construyen en el Río Odiel los muelles de embarque de Tharsis (1.871) en la orilla derecha, y de Rio Tinto (1874) en la otra margen.


La circulación de los trenes se ajustaba a un cuadro de tráfico que permitía formar trenes de 20 vagones y un furgón en cola, con un peso útil por tren de 100 Tm de mineral. Permitiendo ocho trenes regulares en cada sentido y tres discrecionales, empleando en el recorrido dos horas y 23 minutos los descendentes y dos horas y 19 minutos los ascendentes, lo que representa 18,48 y 19,01 kms/hora respectivamente, descontando las paradas la velocidad media era de 21, 54 Kms hora.) recorriendo un trayecto de 47 Km entre Tharsis y el embarcadero del Puntal de la Cruz, en Corrales, en la ria del Odiel frente a Huelva.

Mirando hacia atrás, uno no puede más que rememorar con sentimiento melancólico a mi abuelo paterno Cipriano regresando a su tierra desde la blanca y soleada Andalucía, para encontrarse en diversos almuerzos veraniegos con sus cuñados, cuñadas, demás familiares y amistades en su tierra natal.

En Begoña, antes de la Primera Guerra Mundial, en casa de los suegros, hablarían de sus asuntos personales, así  como de las diversas actividades industriales, comerciales y financieras que ellos regentaban en el norte, pero también Cipriano les describiría  los fragosos alcores y cerros por donde descendían las máquinas de vapor transportando entre encinares, alcornocales y campos de olivos decenas de vagones cargados de minerales amarillentos y brillantes. Al sur, lejos de la ría del Nervión, quedaban los ruidos de los talleres de trituración, de las quebrantadoras y de los motores de las cintas transportadoras de las minas onubenses. ¿Se habría aficionado Cipriano al Cante Jondo? ¿Les contaría a sus primas, hermanas y a su amigo Laureano cómo era la dura explotación minera a cielo abierto en la lejana y calurosa Tharsis o el descenso a la oscuridad de las minas?

En aquel El Dorado de fenicios, griegos y romanos, ahora estaban presentes las potentes firmas europeas, entre sus aromáticas retamas y rojizas tierras. Éstas explotaban al obrero, pero también  fundaban pueblos para sus empleados en el distrito de Río Tinto y en las zonas portuarias. Aún quedan vestigios de su quehacer en el pueblo fronterizo de La Laja. El puerto del Guadiana fue, desde su fundación, objeto de un desarrollo muy lento, lo que ha permitido que llegue hasta nuestros días, conservándose parte de la trama urbana y del caserío original. Se pueden reconocer claramente las «cuarteladas», tipología típica de viviendas mineras, de reducidas dimensiones, organizadas en manzanas en hilera dispuestas paralelamente entre sí. Edificaciones sencillas, de una o dos plantas, de muros de carga de mampostería de piedras locales, encaladas, con cubierta inclinada cerámica. Dentro de las cuarteladas, existen otros edificios de mejor factura y dimensiones, como la antigua «casa del ingeniero» a cargo de las instalaciones del muelle, o la antigua capilla o «casa de los curas». Parte del poblado ha sido rehabilitado para su explotación turística, si bien las viviendas mantienen las estructuras murales de piedra y la ausencia de decoración externa que les confiere un aspecto de sobriedad y sencillez.

Cipriano debió comparar la situación laboral del trabajador minero e industrial en Vizcaya y en Huelva, las tradiciones de sus habitantes en las minas, en los muelles, y les hablaría a sus amigos bilbaínos de Huelva y Palos de Moguer, orilla de las tres carabelas. Y de Sevilla.

¿Cómo vería aquel clan familiar de los Echevarría -vasco, liberal y defensor de los derechos de hidalguía de Vizcaya- (-20 En el Señorío de Vizcaya y en Guipúzcoa existía el llamado derecho de hidalguía universal, en virtud del cual todos los vizcaínos y guipuzcoanos nacían hidalgos.) a este Cipriano industrial y minero, con ciertos aires andaluces, asociado al primer puerto minero de España y a importantes sociedades internacionales? Por su parte, Horacio Echevarrieta, estaba también involucrado en grandes proyectos mineros en España, pero ambos operaban de forma independiente. En sus ratos libres, el padre de Fernando ¿visitaría de vez en cuando las dunas, playas, lagunas y pinares de las impresionantes Marismas del Odiel?

Cuando Cipriano tuviera 45 años, allá por 1915, llevaría también a Fernando, su hijo de diez años, junto a su hermana Marichu, a casa de los abuelos paternos, para que sus vástagos fueran vistos y conocidos mejor.

En el seno de aquellas conocidas familias -en términos sociales y económicos- de la comunidad de Bilbao, Fernando se inició  en los sueños y realidades de este mundo. Desde algunas generaciones atrás su familia materna había estado cercana a la élite municipal y provincial. Por una parte, Fernando escucharía las peripecias de su abuelo Juan Echevarría La Llana que había detentado el poder municipal de la capital de Vizcaya en los difíciles tiempos de la Segunda Guerra Carlista (-21 El carlismo es un movimiento político tradicionalista y legitimista de carácter antiliberal y contrarrevolucionario surgido en España en el siglo XIX que pretende el establecimiento de una rama alternativa de la dinastía de los Borbones en el trono español, y que en sus orígenes propugnaba la vuelta al Antiguo Régimen. )  (1846-1849), siendo senador y miembro de la Asamblea Nacional durante la Tercera Guerra Carlista  (-22 Los principales escenarios de conflicto de la Tercera Guerra Carlista fueron las zonas rurales de las Vascongadas, Navarra y Cataluña, y con menor repercusión en zonas como Aragón, Valencia y Castilla. )

(1872-1876). La villa de Bilbao se había defendido de esta forma del pensamiento antiliberal católico tradicional. Por otra parte, vería a su padre como un hombre de negocios importante, interesado en la explotación de las minas de pirita y asociado al mundo de la pesca atlántica.  (-23 A comienzos del siglo XX se establecieron en Galicia dos compañías balleneras. Una fue la Compañía Ballenera Española, creada en 1914 con capital noruego, si bien no empezó su actividad hasta el fin de la Primera Guerra Mundial. Sus inicios fueron en la zona del estrecho de Gibraltar, abriendo la factoría de Caneliñas en 1924. La otra compañía era la Sociedad Anónima Corona, con domicilio social en Vigo y asociada a otra de origen noruego, que obtuvo en diciembre de 1923 autorización para la caza de la ballena a nombre de Cipriano Roque de Careaga y Cortina. En 1924 y antes de que se abriera la factoría de Caneliñas comenzó la actividad, a bordo del buque-factoría Alfonso XIII, que fondeaba en la ensenada de Barra y en la ría de Aldán. El buque era abastecido por las capturas de los barcos auxiliares Corona I, II, III e IV.  )

A veces estaría su padre ausente, por largos periodos, de Bilbao o de Sevilla, debido a su actividad empresarial bajo los azules limpios cielos de las minas. Su trabajo debió de ser duro, pues la extracción del mineral o la construcción y mantenimiento de las infraestructuras ferroviarias no se lleva a cabo sin un trabajo constante y tenaz. Entre martillos, piquetes, taladros, mulas y burros de carga, barrenadoras y explosivos, vagones, tolvas, apeaderos, terminales, talleres, palancas, señales de paso a nivel, traviesas, agujas… la tarea es agotadora para el obrero, los capataces, vigilantes, supervisores e incluso para los ingenieros a pie de campo. El calor aprieta en el largo verano, cae un sol de justicia, el entorno es un secarral polvoriento. El agua fresca del botijo es un tesoro. Las condiciones de seguridad laboral son siempre insuficientes y de vez en cuando hay graves accidentes. Cipriano trabaja con cientos de mineros y ferroviarios de sol a sol, sin descanso, por sus hijos, su familia, por el negocio, por la empresa que da de comer a tantas familias, venidas de los pueblos de la comarca atraídas por los sueldos. 

En Europa, en plena Primera Guerra Mundial, los mercados demandan piritas para obtener hierro y azufre para fabricar ácido sulfúrico. (-24 La industria que más utiliza el ácido sulfúrico es la de los fertilizantes. Otras aplicaciones importantes se encuentran en la refinación del petróleo, producción de pigmentos, tratamiento del acero, extracción de metales no ferrosos, manufactura de explosivos, detergentes, plásticos y fibras.)

Quizás por diversas razones familiares Fernando pasó algunas épocas estudiando en Francia o en Bélgica, pues su ocupado padre seguramente tuviera puestas sus miras en colocar a su hijo en el ámbito de los negocios internacionales.

En conclusión, la familia de Fernando gozaba en el primer tercio del siglo XX de una posición social envidiable en el ámbito político, financiero e industrial español y no es muy descabellado el pensar que mi padre hubiera pasado una parte de su infancia y juventud en Sevilla. 

 

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