jueves, 26 de abril de 2012

ROMERIA DE LA PEÑA


Desde la Hermandad de la Peña en Huelva nos pidieron un artículo para incluir en la revista “La Balsita”. Revista que edita anualmente esta Hermandad y que distribuye gratuitamente.
Esta celebración, arraigada en Tharsis desde prácticamente los inicios de la minería en el siglo XIX, forma parte de nuestra historia. Tal era la participación, que el pueblo parecía desierto cada  último domingo de Abril. Y al igual que con otras celebraciones, la “Compañía”  colaboraba con la Hermandad de Tharsis atendiendo a sus peticiones, o las que les trasladaban desde la  Puebla.
Actualmente ha perdido bastante interés a raíz de un lamentable incidente con la Hermandad de la Puebla.  Desde entonces Tharsis fue desposeída  del pendón y quienes acuden al cerro del águila lo hacen a título personal, no acompañando a la que fuera segunda Hermandad más antigua de la Virgen de la Peña.
Estas plegarias nos la recuerda alguien que desde bien joven las cantaba con los peregrinos  de Tharsis. 
                                                 Virgen de la Peña
                                            Madre soberana
                                           Los trigos se secan
                                           La fuente no mana

                                                         *
                                             Torre de David
                                           Te clama la Iglesia
                                          No nos desampares
                                            Virgen de la Peña

                                                         *
                                           Virgen de la Peña
                                           O blanca azucena
                                          El pueblo de Tharsis
                                           También te venera

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ROMERIA DE LA PEÑA   

Escribir de la romería de la Peña es recordar otra de las festividades de más tradición en Tharsis. Cuando recordamos haber hecho el camino, ya en nuestra infancia, por trochas y senderos, unas veces adelantando a unos peregrinos y otras siendo adelantados, entre el colorido del cantueso y los jarales en flor; sentimos cierta nostalgia.
Aunque hace tiempo que cambió  la forma de acudir al cerro del águila, donde la comodidad del coche ha sustituido la caminata o la cabalgada a lomos de caballería, cuando por fin llegábamos a la explana del recinto se contemplaba en lontananza los peregrinos que acudían desde Alosno y desde Tharsis. Senderos conservados  por el frecuente uso que se hacía antaño, donde alguna promesa, alguna ofrenda a la virgen, hacían posible que los caminos estuvieran transitables en cualquier época del año. A nosotros, niños, el recinto nos ofrecía otras curiosidades: Los danzantes con aquellas espadas, que imaginábamos personajes de otra época. La comida que se servía a lo largo de un lienzo extendido en la hierba, en lebrillos de barro, para que pobres y necesitados comieran de la caldereta que se les preparaba todos los años. O coronar la cúspide del cerro, nuestra diversión preferida, con las recomendaciones de prudencia que nos repetían los mayores.
Igual de ameno nos resultaban los recuerdos que nos trasmitieron nuestros padres. Que aún siendo ellos jóvenes, iban a la Peña y volvían andando. Que regresaban a Tharsis por el “camino de la Puebla”, y en la Huerta Grande, a la sombra de una encina centenaria, irreconocible hoy día por la “seca”, la banda de música recibía a los peregrinos interpretando su variado repertorio.
Estas vivencias, estos recuerdos, se han consolidado entre nosotros por nuestra peculiar historia. Y es que Tharsis, a partir de 1853, se constituyó con una población de "aluvión", que acudió a la “revolución industrial” que  supuso la explotación de las minas. Según las crónicas, no fue hasta 1863 cuando comenzó la construcción de una ermita (en Pueblo Nuevo) para una población que superaba las 3.000 almas, necesitadas de  manifestar su religiosidad, su espiritualidad; y es de suponer que acudirían a las peregrinaciones más sentidas por arraigo familiar o proximidad: La virgen de la Peña, San Benito, San Juan Bautista.
La tradición minera de nuestra comarca Andevaleña se remonta a épocas fenicias, y raro es no encontrar en cualquiera de nuestros municipios una mina abandonada donde trabajaron nuestros antepasados. Pero es a finales del siglo XIX y principios del XX, con el  auge de la minería en toda la provincia, cuando se produce la fuerte corriente migratoria a los centros mineros, necesitados de la mano de obra que les permitiera exportar la materia prima tan demandada en Europa. Se constituyen así tres centros importantes cercanos a Puebla de Guzmán: Las Herrerías, El Alosnito, y Tharsis.
Fue desde los pueblos más cercanos desde donde más fácilmente se acudía a la búsqueda de un trabajo que nada tenia que depender de la climatología.
Estos inmigrantes no sólo contribuyeron con su trabajo a situar Tharsis como la mina más importante mientras no existió la Río Tinto Company, también trajeron a ese núcleo en formación sus costumbres, sus creencias, su lenguaje; que confluyeron con las de otros emigrantes dando lugar a una comunidad distinta, pero con manifestaciones similares a nuestros pueblos más cercanos. Y la religiosidad, expresada en la devoción mariana, era una manifestación más, arraigada en nuestra tradición judeocristiana. ¡Cómo negar la influencia de Alosno en nuestras tradiciones! ¡Cómo negar que los “puebleños” que emigraron a Tharsis siguieran con la  devoción a su virgen, y que las familias que crearon en su nuevo destino las educaran en su fe! ¡Cómo negar los lazos familiares que existen entre Tharsis, Alosno y la Puebla!
                                  
José Gómez Ponce

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