jueves, 10 de marzo de 2011

DELIGNY, UN INGENIERO DEL SIGLO XIX, y 2ª Parte

Hemos referido en otras ocasiones las posibilidades de Internet para recibir o enviar información. Hace unos meses, y por mediación de unos amigos, nos pusimos en contacto con Victoria, una nieta de Francisco Limón Rebollo, quien tanto tuvo que ver con la actividad minera en Tharsis y la apertura del ferrocarril para el transporte de viajeros en 1881. Esta nieta, que aún vive, tiene 102 años,  en 1999 se dedicó a recoger la cronología de su familia en unas notas escritas a mano y que tituló: “El Apellido Limón. Recopilación de datos desde principios de siglo XIX a finales del XX”

Comienza su escrito con los nombres de sus bisabuelos: Francisco Limón Carrasco y Sebastiana Rebollo Marin. A partir de sus abuelos: Francisco Limón Rebollo y Bella Caballero Rebollo, nos va relatando los hijos habidos, los nombres de los padres, fechas de nacimiento y defunción, así como sus profesiones. La descendencia más numerosa corresponde a la de sus padres: María-Rondana Limón Caballero y Eduardo Vázquez Casanova, que tuvieron 13 hijos. Uno de los cuales sería el Doctor Francisco Vázquez Limón cuya clínica estuvo al servicio de la Compañía de Tharsis.

Estos datos son interesantes para quienes quieran investigar su árbol genealógico y para conocer más nuestra historia. No olvidamos que los apellidos Limón, o Rebollo, nos son igualmente familiares en Tharsis.

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El mes de Enero publicamos la Primera parte de un escrito sobre Ernesto Deligny. Quien lo descubrió en Internet nos envió el enlace. Acontecimientos posteriores nos hicieron aparcar la siguiente entrega. Aprovechamos ahora para publicar la 2ª Parte, no porque no haya asuntos más importantes y cercanos. La Historia es cultura y necesaria, y a nadie hace daño. Pues aquí lleváis la 2ª Parte. Si lo queréis leer en francés, picar aquí, y que nos perdonéis que no somos interpretes.

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DELIGNY, UN INGENIERO DEL SIGLO XIX, y 2ª Parte
 
Pero lo más importante estaba por llegar.

Entre Febrero y Marzo de 1853, visitó varias minas en Andalucía, entre ellas la de RioTinto, donde habían realizados progresos en el tratamiento de los minerales. También acudió a Portugal. Todo por encargo de Luis-Charles Decazes, duque de Glucksberg (1819-1886), que había sido embajador de Francia en España, y Contador de Escompte. En los alrededores de los yacimientos mineros, descubrió grandes depósitos de escorias, importantes restos de explotaciones anteriores: romanas, o fenicias. En esos principios de la Geología, el recurrir a esos métodos de prospección, era un enfoque que no carente de interés. Claude Domergue nos dice que Deligny formó parte de de esos ingenieros que de hecho fueron los primeros arqueólogos mineros. Inmersos en la cultura clásica, llenos de admiración por los trabajos de griegos y romanos; no dejaron de anotar en sus cuadernos los restos de trabajos antiguos, arriesgándose a menudo a reconocimientos peligrosos en zonas de dudosa estabilidad. En su entusiasmo creyó haber encontrado cerca del pueblo de Alosno las minas bíblicas de Tharsis. De hecho, es el nombre de la montaña vecina “Tarse”, lo que le empujó a esta interpretación poco acertada. Pero el nombre se ha mantenido, y el de Deligny está asociado a una página española de Internet “Los amigos de Tharsis, Ernesto Deligny”. Aunque cometiera varios errores por su inexperiencia minera, va a ser el primero en sentar las bases de una explotación a gran escala. Se aferró a una explotación subterránea, pero no solucionó correctamente el problema del desagüe y extracción (Ver La Sabina) Y a pesar de su experiencia en ferrocarriles, no pudo solucionar el gran reto del transporte. La primera sociedad creada para explotar las minas de Tharsis en 1853, debió ser rescatada rápidamente. Sucediéndole otra nueva en 1854: La Compañía de minas de cobre de Huelva. La actividad se desarrolló rápidamente, y en 1856 1.500 obreros trabajaban en ella.

En 1858, Decazes junto a Duclerc, futuro dirigente del Crédito Mobiliario de España, y Deligny, fundaron la Sociedad La Sabina para la explotación de Santo Domingo, en Portugal, que ya había reconocido en 1855. Esta zona, aunque separada por la frontera, era la prolongación de los yacimientos de Tharsis. Pero la salud financiera de La Compañía de minas de cobre de Huelva no era siempre buena y, en 1859, Duclerc dejó la dirección de la compañía, seguido por Deligny. No obstante pudo ser recuperada en parte, (Dirección de Mercier) pero continuando con un pésimo transporte para la salida de los minerales, y un escaso mercado.

Los ingleses penetraron en la zona llevando, gracias a una innovación técnica de la doble recuperación del cobre y del azufre, una ampliación del mercado que permitía la movilización de capitales. En 1866, la “Tharsis Sulfur and Copper Company”, sociedad inglesa cuya sede estaba en Glasgow, retomaba la explotación de las minas constituyendo una entidad con medios financieros bastante considerables. La sociedad “Mason and Berry” fortalecía las concesiones de la Sabina (Santo Domingo en Portugal) y completaba así la presencia inglesa.

Al final de la década de 1860, Déligny crea la Sociedad de minas de cobre de Alosno,  única sociedad francesa en la región, activa y próspera en 1882, donde la representaba su hijo Víctor.

A pesar del dominio de los ingleses sobre el conjunto de las minas de la zona, los intereses franceses habían sido preservados en buena parte. La acción de los pioneros franceses -pioneros desgraciados como los califica Gérard Chastagnaret,- había permitido despertar a toda una región, relanzando un sector de actividad que constituyó una fuente de riqueza. En 1878, a pesar de sus avanzados puntos de vista, la Corte de España concedió a Deligny, como recompensa por sus servicios, el título de Conde de Alosno. Pero según relata L. L. Vauthier, él no le daba importancia a este nombramiento.

En 2007, el Ayuntamiento de Huelva decidía volver a rotular una de sus calles con el nombre de Ernesto Deligny. (A petición de Amigos de Tharsis) Esta ciudad, frecuentada antes de 1850 por apenas algunos barcos pesqueros, donde no llegaba nunca un navío, se había convertido a finales del siglo XIX, en uno de los puertos comerciales más importantes de España.

 
LA VUELTA A FRANCIA Y SU IMPLICACIÓN AL SERVICIO DE PARIS

Su vuelta a Francia se hizo progresivamente, con una etapa en el viñedo Bordelés, al norte de Libourne. Entre 1862 y 1866 se encuentra todavía en España, ocupado en la construcción de un muelle de carga en Huelva para el mineral de Tharsis.

En 1863 publicó Apuntes Históricos sobre las minas cobrizas de la sierra de Tharsis (Tartesis Bética) en la Revista Minera, texto que fue reeditado en Glasgow en 1953 bajo los auspicios de la Tharsis Sulfur and Copper Company que todavía existe. En los Apuntes relata la historia de las minas de Huelva desde la época fenicia, y cuenta cómo y por qué acudió a inspeccionar las minas de la provincia. Su descubrimiento de lo que él llamó Tharsis, y el argumento utilizado para bautizar con ese nombre a las antiguas minas, laboradas ya por fenicios y romanos. Las concesiones solicitadas, y los comienzos de la explotación hasta 1860.

En 1864 devolvió al Museo de Artes y Oficios la rueda romana de desagüe de la mina de Santo Domingo. En esa fecha estaba domiciliado cerca de Paris, el nº 15 de la Vieja Carretera a Neuilly. En 1868, en el anuario de los viejos alumnos de la Escuela Central, se declara cultivador vinícola en el Castillo del Arco, por San Denís de Pile (Gironde), dando una nueva dirección en París, el nº 18 de la calle Francisco I. El Castillo del Arco fue la propiedad del padre de Luis Carlos Decazes, Elie (1780-1860) ministro de Luis XVIII y fundador de Decazeville en 1822.

Antes de 1870 es propietario y director del periódico La Tribuna de Burdeos. Habiendo estallado la guerra de 1870, fue, en 1871, miembro de la Comisión de abastecimiento para la defensa de París, lo que le valió la Cruz de Caballero de la Legión de Honor en 1891.)

Esto fue el principio de la última parte de su vida, durante la cual se consagra al servicio de París. En 1874 fue elegido consejero municipal, sin interrupción hasta 1893, del barrio de La Puerta Dauphine (en París).

Su actividad parisina merecería un desarrollo particular. De 1875 a 1878 ocupó el puesto de síndico de la Asamblea. Republicana, pero independiente. Rehusó constantemente tomar parte en discusiones políticas y sólo se ocupó de cuestiones municipales, donde colaboró con L.L. Vauthier (1815-1901).
Furierista que se había ilustrado en Brasil, donde había trabajado en el desarrollo de Pernambuco (Recife) durante seis años. De vuelta a Francia, elegido diputado en 1849, implicado en los sucesos de junio de 1849, fue excluido del cuerpo de Puentes y Carreteras. Encarcelado, y después desterrado de Francia en 1855, fue amnistiado en 1859. Practicó la actividad de ingeniero civil en Europa, después en Francia. Elegido Consejero municipal en 1871, donde permaneció hasta su muerte, fue un miembro influyente de la Asamblea, interviniendo en todos los problemas técnicos que presentaba el desarrollo de una gran ciudad. Constituyó, junto con Deligny, el núcleo de consejeros con quien se podía dialogar, enfrentarse con una administración muy poderosa, teniendo en cuenta el estatus particular de París. Redactó su reseña necrológica para la SCI.

Presidente de la Comisión de Aguas y Alcantarillado, Deligny solicitó el desarrollo del suministro del agua potable de fuentes y ríos, y su distribución en los edificios. La finalización de la red de alcantarillado, y la mejora de los muelles del Sena en la travesía de París. Votó por la creación de institutos de chicas, y por viviendas baratas. Estuvo muy implicado también en el problema del transporte: en el proyecto de la Estación Central, del metropolitano, y en el desarrollo de los tranvías. Es autor, además, de más de 18 informes sobre estos temas, entre 1883 y 1891; catalogados en la Biblioteca Nacional de Francia. Allí aparece anotado, además, su informe en 1878 sobre la cesión por la villa de París de los terrenos necesarios para la construcción de la nueva Escuela Central. Se había convertido en una voz muy respetada, tanto en el Consejo Municipal como en el Consejo General del Sena, sobre todo lo que concernía al desarrollo de París y el bienestar de sus habitantes.

Moriría en el castillo del Arco, en Gironde, el 15 de noviembre de 1898.

INGENIEROS COMPROMETIDOS Y FILANTRÓPICOS

A través de las vicisitudes y éxitos de su carrera, se puede, con un sólo examen de las acciones emprendidas y de los objetivos perseguidos, reconocer los valores que encarnaron esta existencia: creencia en el progreso material para mejorar las condiciones de vida de la población, con el desarrollo de los transportes, de la industria, de la higiene, y de la educación.

Se encuentra, con su orientación política republicana, una similitud con un hombre como Emilio Muller (1844) calificado en el momento de su muerte, en 1889, como “soldado del progreso” por Eiffel. En el Consejo municipal de París, otros Centralistas -como Eugenio Parisse (1877)- compartían en particular sus preocupaciones por la educación.



4 comentarios:

María.- dijo...

os remito a un artículo publicado en La Huelva Cateta sobre la clínica.
http://lahuelvacateta.wordpress.com/2011/03/02/%c2%bfesperando-a-que-se-caiga/
Saludos

Casía dijo...

Mineros, hombres agerridos y valientes, con un corazón enorme

Anónimo dijo...

El dia 17 de marzo o el 18, no me acuerdo bien, os mandè un comentario a este artìculo, en lìneas muy generales, y veo que no ha salido ni sale publicado. Yo les agradecerìa, a) que si recibìsteis mi comentario pero pensais que no se adecùa al tema de este post y pensais que no debeis publicarlo pues que no lo publiqueis pero que me lo reenvieis, por favor, ya que no me quedè con copia, b) ustedes conocen mi direcciòn de email para el envìo, aunque si el comentario por cualquier causa se perdiò y consecuentemente no fuè recibido, igualmente me lo comuniqueis.
Un cordial saludo a todos con gracias anticipadas.
Antonio Jimenez . Madrid

Amigos de Tharsis dijo...

Estimado Antonio:
Claro que recibimos tu comentario, que estaba relacionado con Deligny y nos hubiera gustado publicar. Pero es que lo enviaste a nuestra dirección de correros y para que se pueda publicar ha de hacerse en el apartado de comentarios al blog. Pensamos que al no hacerlo así tu intención era que lo conociéramos nosotros pero no a publicarlo.
Te pedimos disculpas por este error, pues quizás debimos preguntarte si querías publicarlo, para que lo hicieses a través del blog. No nos hemos quedado con copia. Perdona, y esperamos seguir contando con tu colaboración.