Iniciamos a partir de esta
semana, la publicación de una carta que nos envía D. Alberto. Hemos lamentado,
al igual que vosotros, el abandono y venta de nuestro Patrimonio Histórico, y
entre los edificios que recordamos, el Hospital marcó una etapa importante.
Para que nos hablara de su organización, de su plantilla, de su cometido; le escribimos
a D. Alberto, de quien recibimos respuesta extensa, e inmediatamente. También algunas
fotos de su colección.
Es muy poca la parte de nuestra
historia que se haya editado en libros, pero una fuente de documentación es
recurrir a la memoria de quienes aún nos pueden relatar hechos de nuestro
pasado. D. Alberto Bervel Cao fue médico de la Compañía de Tharsis,
tanto en la época inglesa como en la última de Carlos Strauss y Frederic Velge,
asunto publicado aquí últimamente. Ejerció en Tharsis entre 1956 y 1966.
Los
obreros empleados en los distintos tajos de la actividad minera, desde la "Sabina" con
Deligny, hasta más intensamente Filón Norte con Víctor Mercier, harían poco uso de los recursos sanitarios
existentes en la época para lo que llamamos enfermedad común; pero sí para las
lesiones contraídas en el trabajo. Desde la llegada del ingeniero francés, en
1853, quienes acudían a Tharsis en busca de trabajo estaban en edad de
trabajar, y se pensaba que no necesitaban ninguna otra asistencia. Esos
primeros mineros, antepasados nuestros, que añadieron al duro trabajo el
desplazamiento de los pueblos vecinos, padecieron de lesiones motivadas por el
esfuerzo muscular, así como de reumatismo en los inviernos. Pero las lesiones
más graves, incluso mortales, se
produjeron sobre todo desde la puesta en servicio del ferrocarril y el trabajo
intensivo en los distintos filones. También la población en general se vio
afectada por epidemias que asolaron nuestra región y causaron varias
defunciones, como el cólera morbo asiático de 1885, la malaria o el sarampión.
Aunque sabemos que Deligny hizo
traer de su país a capataces y mecánicos para el manejo de maquinarias y bombas
de achique, no sería de extrañar que a partir de 1853 algún dispositivo sanitario estuviera al servicio
de los trabajadores. Al traspaso de la actividad minera, el 27 de Octubre de
1866, de Víctor Mercier a Charles Tennant, los franceses ya habían construido
en Tharsis un hospital, una escuela, y probablemente traspasaron también un lazareto.
Con la normalización de la
actividad minera, asegurando el trabajo para el futuro, esos mismos
trabajadores se fueron asentando en los entornos del poblado junto a sus
mujeres e hijos. Lo que obligó a las
Compañías a disponer de asistencia sanitaria que velara por la salud de los
trabajadores, y que distintas reivindicaciones y disposiciones fueran ampliando
a mujeres, niños, y jubilados.
Fue a partir de hacerse cargo la Tharsis Sulphur ,
cuando se dispone de crónicas sobre el establecimiento de unos servicios
médicos organizados. Servicios que
prestaron tanto médicos venidos de Inglaterra como españoles.
Este dispositivo asistencial con
que contó Tharsis en la época británica, lo constituían, además de médicos, un nuevo
hospital construido a partir de 1873. Edificio desgraciadamente derruido, pero
su recuerdo, que permanece en nosotros, con más motivo entre quienes formaron
parte de su plantilla.
Médicos que para algunos suenan
lejanos: D. José Díaz Riestra. D. José Ortega Collantes. Pero los nombres de otros sí nos resultan más cercanos:
D. Alberto, D. Antonio, D. Adolfo. D. Feliciano. O los practicantes: D. Carlos,
D. Jesús.
Es una suerte haber contactado
con D. Alberto Bervel, porque su relato nos recuerda una época pasada que
recordamos con cariño. Nos habla de su vida entre nosotros. Su tarea como médico
para toda una población que alcanzaba las 7000 almas. Su carta, amena y sentida, nos informa de primera mano del
quehacer de un médico que pasó entre nosotros “la década más feliz de su vida”.
Guarda muy gratos recuerdos de aquellos años.
Y a pesar de su edad, aún recuerda a muchas de las personas con las que
convivió.
Agradecemos su apoyo a la labor
que realizamos y la respuesta inmediata a nuestra carta. Cuando por cercanía
recurrimos a D. Carlos Cañada, este nos informó que su memoria dejaba mucho que
desear, que D. Alberto sería la persona ideal. A los pocos días de nuestro
escrito, ya nos llamaba por teléfono para colaborar en las cuestiones que le
planteamos.
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MEDICINA Y MINERÍA EN
THARSIS. 1956-1966. 1ª Parte.
Carta de D. Alberto Bervel
Mi estimado Sr. Gómez:
Mis cerca de 90 años de edad y
los más de 48 transcurridos desde que me vine de mi querido y siempre añorado
pueblo de Tharsis, hacen, sin duda, que mi memoria tenga muchas más lagunas que
las manifestadas por mi entrañable y buen amigo D. Carlos Cañada.
He estado repasando estos días el
blog “amigos de tharsis” y les felicito por todo su contenido e interés
histórico, que me ha hecho recordar con añoranza algunos hechos y situaciones
de los años que pasé entre Vds. Intentaré
complacerle, en lo que pueda recordar, contando con algunos datos y fechas que
conservo de un escrito del año 1995, no divulgado. Lo haré con todo el cariño que siempre he
sentido por ese noble pueblo, y estando seguro de la reciprocidad de quienes me
recuerden.
Llegué por primera vez a Tharsis
el 31 de Agosto de 1956 para hacerme cargo de la plaza de médico del S.O.E.,
(Seguro Obligatorio de Enfermedad) que dejaba vacante D. José Ortega Collantes
por trasladarse a Corrales, como Titular de la Compañía de Minas de
Azufre y Cobre de Tharsis, S. L., en
aquel Centro de Trabajo. El único médico
que había en el pueblo era D. José Díaz Riestra, Jefe del Servicio Médico de la Compañía , y además Médico
Titular de A. P. D. (Asistencia Pública Domiciliaria), que en aquellos tiempos
llevaba acumulada siempre un Cupo completo de cartillas del SOE, y la Beneficencia. (Asistencia
para los que no tenían Seguridad Social).
Eran años gloriosos del pueblo en
los que no había nadie en el paro, existiendo dos cupos completos de más de 600
cartillas de la
Seguridad Social cada uno, a las que se añadían 200 cartillas
de jubilados por cupo, y en menor cantidad las cartillas de Beneficencia. El total de habitantes de Tharsis alcanzaba o
superaba los 7.000.
En Septiembre de 1956, el
personal sanitario del pueblo éramos D. José Díaz Riestra, el ATS (que entonces
se denominaba Practicante) D. Carlos Cañada Ruiz, D. José Gervasini,
farmacéutico, Dª. María “la
Matrona ”, y yo. Mis
cuatro nuevos compañeros eran unos
excelentes profesionales, asistiendo a los pacientes con una gran calidad
humana y muy queridos del pueblo sin excepciones
A los 4 meses de mi llegada
falleció en Diciembre, D. José Díaz
Riestra, tras breve enfermedad. En ese espacio de tiempo entablamos una buena
amistad y me fue poniendo al corriente de todo lo relativo a la sanidad local.
Pude comprobar su valía profesional, su bondad e integridad como persona, y el
gran afecto que sentía por todos sus amigos y pacientes. Encomiable después de
tantos años de ejercicio en el pueblo.
Tras su muerte, y por no tener
compañero que me sustituyera, estuve al menos 8 meses sin poder ausentarme ni
un solo día, como único médico en el
pueblo, y nombrado jefe del Servicio
Médico de la Compañía
en el Hospital de Tharsis, al que más adelante aludiré.
Alosno tenía en aquellos años un
solo médico, D. Isidoro Royo Cerrejón, al que no se podía pedir ayuda porque, aunque la distancia de Tharsis no es
grande, su pueblo requería su presencia física permanente. No tuve relación
frecuente con D. Isidoro, pero lo recuerdo como buen compañero. En una visita a
su casa, al comentarme que era radio-aficionado, quedé sorprendido cuando me
llevó a una habitación toda ocupada por una magnífica emisora de radio. Un buen
medio de evasión cuando, hasta unos años después, no dispusimos de T.V. en
blanco y negro.
Por aquella fecha la Jefatura de la Compañía , dirigida por D.
Guillermo Mackenzie, la formaban: D. Juan Pott,
D. Diego K. Pollock, D. Alfredo
T. Wilson, D. Tomás, D. Juan Timony y D. Juan Davis. Los ingenieros españoles D. Alberto Gray, Jefe
en Filón Norte; y D. Manuel Vázquez Marín en Sierra Bullones con el Sr. Wilson.
Al año siguiente, 1957, no
recuerdo la fecha, fue nombrado D. Manuel Granell Fuertes (murió el pasado
diciembre del 2013), para ocupar con
carácter interino la plaza de APD que dejara vacante D.
José Díaz Riestra. En esas fechas, el Dr. Quintero se ausentó unos meses
a Madrid para preparar el examen de
Médico Titular (APD), que aprobaría brillantemente.
En Abril de 1958 llegó a Tharsis
D. Adolfo Pérez Arciniega, como propietario de la plaza del interino Dr.
Granell, que se marchó a Bonares. En
aquellas fechas me encontraba enfermo por una rotura de tendones en la cadera
izquierda, por lo que D. Adolfo tuvo que hacerse cargo de todo el trabajo
médico, tanto en el Hospital como en el pueblo, hasta el retorno de Madrid del
Dr. Quintero Vázquez.
Antes de darme de baja, estuve
casi un mes haciendo las visitas cojeando, cada vez más, hasta que los últimos
días, la Empresa
puso un coche con chofer a mi disposición las 24 horas. Para entrar y salir del
coche tenía que abrazar el muslo con las manos pues ya no podía levantar la pierna.
Me rendí: 6 meses de reposo absoluto y año y medio haciendo mi trabajo con
muletas. Finalmente curé sin secuelas.
Posteriormente el Dr. Pérez
Arciniega se hizo Odontólogo, y pasado el tiempo, durante los 90, se trasladó a
Huelva capital, donde ejerció como Médico Titular (APD) y Odontólogo, hasta su
muerte en esta ciudad, hace unos años (d.e.p.).
Para terminar con la relación de
compañeros sanitarios en Tharsis, diré que en 1958 tuvimos un refuerzo con la
llegada del ATS, D. Jesús Tocino Vizcaíno, para ocuparse de una parte de las
cartillas de la seguridad Social que asistía D. Carlos Cañada. Estuvo allí más
de 12 años y seguí conservando una buena amistad, que se continuó con su venida
a Huelva, donde tenía una Ortopedia, casi enfrente de mi domicilio actual. (Ha
fallecido inesperadamente hace 3 días,
el 13/2/2014). (d.e.p.).
Finalmente, en Febrero de 1961
llegó al pueblo D. Feliciano Díaz Riestra (hermano de D. José), como Médico en
propiedad de la plaza del Seguro que yo tuve en interinidad más de 5 años, y
que desempeñó hasta su jubilación, pasando después a residir en Huelva, donde
falleció hace bastantes años. (d.e.p.).
Continuará...
2 comentarios:
Impagable artículo. Felicitaciones por la idea de contar la inédita historia reciente del pueblo por boca de quienes participaron activamente en la misma. Os animo a seguir en esa línea.
Gracias por tu apoyo. La verdad que tenemos recopilada bastante información en nuestra Web que daría para ser impresa, pero Internet permite el contacto inmediato. En la mente de todos nosotros están personajes que tendrían mucho que contar de nuestra historia, pero desgraciadamente ya es imposible. Cuanto no hemos echado de menos no haber hablado con este o con aquel, que conocimos de pequeño o en nuestra juventud, y lo de cosas que nos podían haber contado. Incluso nuestro Patrimonio, del que podíamos tener más documentos gráficos. A esto se vino a referir D. Alberto, que se lamentó también de no tener más fotos de un edificio del que se sentía orgulloso. A D. Feliciano sí que le hicimos una entrevista para la revista del Club Juvenil.
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