jueves, 21 de mayo de 2015

DELIGNY, UN INGENIERO DEL SIGLO XIX. 1ª Parte

Se cumple por estas fechas el 195 aniversario del nacimiento de Ernesto Deligny. Publicamos ahora en Facebook el trabajo del historiador  Jean-Louis Bordes, que ya habíamos  publicado en 2011.       El original está escrito en francés, y aunque somos responsables de esta traducción,  lo pueden consultar aquí.   

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Ernesto Deligny, un ingeniero del siglo XIX: 1820-1898

La vida de Ernesto Deligny ocupa la mayor parte del siglo XIX. Su carrera de ingeniero se inscribe en el 2º periodo de la Industrialización. Caracterizado por la variedad de sus actividades, los lugares donde se desarrolla, y los compromisos que le sustentan. Del tipo de ingenieros que formaba entonces La Escuela Central de las Artes y Manufacturas, fundada en 1829. Aunque no disponemos de toda la información que hubiera sido deseable, pensamos que era necesario hablar de esta aventura humana y técnica.

Origen y Formación: 1820-1842.

Ernesto Deligny nació el 4 de mayo de 1820 en París. Su padre, Fernando Deligny, comerciante, vivía en el nº 18 de la calle Basse de Orleáns, en el barrio San Denís. Su madre fue Margarita Ardaillon. Al menos se le conoce un hermano. En la época de su entrada en La Escuela Central, su padre es propietario en Calonges (Cantón de Autrey) en Haute-Saóne. Parte de sus estudios los realiza en el Colegio de Gray, del mismo departamento, desde 1835 a 1839.

Volvió a la Escuela Central de Artes y Manufacturas el 4 de enero de 1840, después de haber superado un examen de admisión el 4 de septiembre de 1839.

De allí salió el 15 de agosto de 1842, Diplomado en la especialidad de Metalurgia. No se sabe con qué rango. La promoción constaba de 48 alumnos, de los que 29 fueron Diplomados, los otros Certificados (cualificación de menor relevancia). 120 alumnos habían sido admitidos en 1840. La selección a estos estudios había sido dura. Sus compañeros de promoción se llamaban, Arquembourg, Bishoffeim, Gouvy, Hartmann, Koechliln.

El joven ingeniero: 1842-1850

Dirigió su salida profesional hacia la industria de los ferrocarriles, que constituía en ese tiempo un camino lleno de futuro, sinónimo de progreso. Desde su salida de la Escuela en 1842, trabaja como ingeniero en el estudio del ferrocarril de Dijon a Besancon. Aquí estuvo poco tiempo, pues en 1843 se convertía en ingeniero de los ferrocarriles de Saint-Germain y Versalles, con la categoría de Jefe de Sección; bajo las órdenes de Eugenio Flachat, quien lo había contratado. Estaba pues, integrado en un prestigioso equipo, de ideas San Simonianas. Y de notable repercusión en los ferrocarriles, la ingeniería civil asociada, y las fábricas metalúrgicas. Llegó a tratar, entre otros, con Jules Petier (1832), y Alexis Barrault (1836), quienes marcaron su época.

En 1845 simultaneaba el trabajo de ingeniero en la línea Paris-San Germain, colaborando en los trabajos del ferrocarril atmosférico de Pecq a San Germain,  así como en la estructura de la estación San Lázaro. Participando en la construcción de la parte más antigua de la estación, que aún existe, formada por cerramientos y ensamblajes. O en la reconstrucción del puente de Asnieres.

En su necrológica, se lee “En 1848, Deligny fue el responsable de los trabajos de reconstrucción y mantenimiento. Demostrando su pericia para restablecer en muy poco tiempo tres vías del gran puente de Asnieres, que el 2 de marzo los barqueros del Sena habían incendiado, así como otros menos importantes. En sólo dos días presentó el proyecto y los materiales para la obra. Los trabajos se iniciaron el 4 de marzo, y 15 días después la circulación podía restablecerse. Esto fue una gran hazaña en aquella época”.              

Participó a continuación en los estudios del "Puente en hoja", obra que debía estar finalizada en 1852. En el mismo año de 1848, era miembro fundador de la Sociedad Central de Ingenieros Civiles de Francia, nombre inicial de la SCI; y miembro del Comité de la Sociedad desde 1850 a 1851.

LA AVENTURA ESPAÑOLA: ferrocarriles, minas y arqueología, 1850-1869

Era imposible un desarrollo interesante de su carrera en el marco de expansión de la Cía. de Versalles, ya que no obtuvo la concesión de la línea del Oeste. Ello, y el interés que los financieros franceses habían puesto en los recursos mineros españoles, y especialmente en los carbones de Asturias, le impulsó a viajar a España. En 1850 participa como ingeniero en la construcción del ferrocarril Langreo-Gijón. Siendo director de las minas de hulla de Langreo.

Se puede pensar que los sucesos de 1851, (el golpe de estado de Luís Napoleón Bonaparte), del 2 de diciembre, y del régimen político allí instituido, han pesado en la decisión de su aventura española.


Continuará...

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