El tiempo vuela no es solo un
tema musical de los Booker T. & the
M.G.'s que los Pekenikes versionaron
y popularizaron a finales de los 60, es también una expresión que solemos utilizar
cuando el paso del tiempo nos parece que transcurre demasiado rápido. Aunque
reflexionar sobre el tiempo pasado es un tema muy recurrente utilizado en
bellas estrofas, cuando la poesía describe el ayer que se fue, acaba relatando
todo lo que destruye: belleza, riqueza, estatus.
Un claro ejemplo de ese poder destructor está magistralmente recogido
en la elegía de Jorge Manrique, “coplas a
la muerte de su padre”, que vamos conociendo y profundizando cuando la
leemos en distintas etapas de nuestra vida.
Nada es más revelador que
mirarnos en una foto, donde juventud,
alegría, y futuro, eran nuestro horizonte. Donde el tiempo pasaba lentamente,
era eterno. Donde lo medíamos por acontecimientos siempre esperados, siempre
deseados: las vacaciones, una festividad, un viaje, un encuentro.
Los sicólogos comentan que a
mayor edad tenemos la sensación que más rápidamente pasa el tiempo, pero es
distinto a la “presión del tiempo”,
que afecta a todos por igual, independiente de la edad. Esta presión es
referida a las tareas que nos imponemos, y los plazos que nos damos para
terminarlas, donde solemos manejar la expresión: “nos falta tiempo”.
Que la percepción está
relacionada con la edad lo propuso, entre otros, Pierre Janet, argumentando
nuestra preocupación por comparar constantemente espacios de tiempo con el que
llevamos vivido. Así, un joven de 15 años siente que le quedan años por vivir y
lo lento que pasa para lograr o alcanzar lo que desea. Mientras que a mayor
edad el tiempo nos supone “restar” en
nuestra vida, y sentimos que pasa más rápido.
Otra teoría hace referencia a que
nuestro reloj biológico se mueve más lentamente y llegamos a percibir que los
meses y los días transcurren rápidamente.
Pero la realidad, que se impone a
cualquier edad, es que el sol saldrá mañana igual que ha salido hoy. Que las
estaciones se repiten todos los años. Que mientras realizas cualquier tarea, o
proyectas algo, pasan los minutos, las horas; para unos más lentamente, para
otros rápidamente; y todos pasamos.
Lo verdaderamente importante es,
si sabemos aprovecharlo. La sensación
que transcurra de una forma u otra es inevitable, pero podemos contribuir a
hacerlo más agradable recurriendo a las
personas, o las actividades, con las que nos sentimos a gusto y disfrutamos.
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