Circula por Tharsis una colección de
fotografías facilitadas, al parecer, por un familiar de algún directivo de la
empresa minera.
Se contemplan distintas escenas del trabajo
diario con camiones y excavadoras en Filón Norte. Tareas de perforación, o
trabajos mecánicos en Talleres.
Aunque las fotografías no son muy antiguas,
pues se pudieron tomar entre finales de los
60 y principios de los 70, cuando los Velge y
Strauss estaban al frente de la empresa; sí reflejan, a nuestro parecer, el
final de una etapa de prosperidad, que no por menos anunciada estaba ya
detectada; que desembocaría en la gran crisis de los años 80.
Años de prosperidad, no sólo en las tareas
propias de la minería. Recordemos también otras actividades propiciadas por la
empresa, con ayuda estatal en algunos casos y en otros no. Las agropecuarias en
la Tiesa. La construcción de viviendas, que llegó a emplear mucha mano de obra
para trabajos en Tharsis y Alosno. La reparación de los puentes del
ferrocarril, en los trazados desde Tharsis y desde la Zarza
Se diseñaron grandes proyectos para
elevar la producción de pirita, que pasaba por la unión de Sierra Bullones con
Filón Norte. El desplazamiento de la población, empezando por el Casino Viejo.
En Filón Norte los sondeos aseguraban reservas
de mineral para muchos años. El transporte de mineral se hacía con las
nuevas locomotoras Alsthom, que habían desplazado la tracción vapor. El
futuro se veía tan halagüeño que se invirtió en nuevos camiones, excavadoras, y
locomotoras. Hasta se hizo el pedido para la Alsthom Nº 72 que nunca llegaría a
Tharsis.
Pero como la materia prima para la obtención
del ácido sulfúrico se desplazó a un subproducto de las refinerías, y los
metales nobles que contiene lo son en proporción nada rentables, los nubarrones
de la crisis aparecieron en el horizonte.
También la entrada en la Comunidad Europea
tenía sus contrapartidas, y al acceder a un mercado global, la subvención para
seguir vendiendo nuestra pirita en vez de la que se producía en otros países a
menor coste, desapareció. Fertiberia dejó de ser nuestro obligado cliente, lo
que acabó por finiquitar una actividad que había comenzado 146 años
antes.
Al desaparecer la minería arrastró en su caída
ilusiones y futuro. Cogió a líderes e instituciones con deberes por hacer y la
juventud quedó expuesta a la incertidumbre, el desarraigo y la emigración.
Ni el traspaso de todas las concesiones
mineras a los propios trabajadores, que pasaron a ser dueños de yacimientos e
instalaciones, constituidos en sociedad anónima laboral, iban a evitar el fin
de la minería.
Aunque se quiso exprimir el
“monocultivo” que se seguía practicando entonces, cuando ya vivíamos en
democracia y siendo dueños de nuestras competencias. No podía haber
continuidad, y sin alternativas, la muerte anunciada llegó al fin.
Estas fotografías nos hacen recordar aquella
etapa, pero debería servir no sólo para saber donde están nuestras raíces,
también para reconocer cuan irresponsables hemos sido con nuestra historia, con
nuestro patrimonio; que ha sido vendido o arrasado. También, para aprender que
los problemas, al menos en el aspecto económico, casi nunca se presentan de
golpe, siempre hay pequeños indicios, llamadas de atención, que a un observador
atento le puede advertir lo que está por llegar. Desde hace años, somos
nosotros, quienes libremente designamos a quienes queremos poner al frente de
nuestras instituciones.
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