El pasado sábado, 5 de Noviembre, tuvimos el placer de recibir a
familiares de Ernesto Deligny, pionero de la minería en la provincia. Tres de
sus tataranietos viajaron desde París para encontrarse con Amigos de Tharsis y visitar
lugares que el ingeniero francés recorriera en 1853.
En los contactos que mantuvimos,
vía e-mail, le informamos que estos lugares,
a nuestro entender, eran tres: el monte Tarse, la Sabina, y el Lagunazo.
Así se lo hicimos saber para acompañarles en este recorrido y les pareció bien.
No sabíamos del motivo concreto de su visita, aparte de querer conocer este
remoto lugar alejado de rutas turísticas. Sí nos demandaban, que en la visita
pudiéramos intercambiar información en inglés o francés, nada de español. Aquí
empezó nuestro problema, encontrar alguien que manejara estos idiomas a un buen
nivel, para dar y recibir información precisa. Recurrimos a quien domina bien
el inglés, pero a última hora nos comunicó que no podía acompañarnos, y
deprisa y corriendo nos pusimos a localizar un intérprete.
Esta visita la teníamos
considerada muy importante, pues a través de estos familiares, y de la
importancia para nosotros de su antepasado, podríamos conocer algo más de
nuestra historia. Al final nos acompañó una persona bien conocida en Tharsis,
francés de nacionalidad pero español de
adopción, Roger Roland Jund. Para el que no tengo más que palabras de agradecimiento,
porque sin su colaboración la información que hemos intercambiado no habría sido
la misma, y nos va a permitir que la
familia Deligny siga colaborando en el futuro con nosotros.
Le propusimos vernos el sábado a
las 11 AM en un lugar céntrico como el museo. Allí se presentaron, y después de
las presentaciones y los saludos de rigor me obsequiaron con una fotografía de
Ernesto Deligny de 1894. También nos informaron que están
escribiendo una biografía de su abuelo.
El personal del museo le ofreció
la posibilidad de girar una visita, donde le mostraron libros de contabilidad
de la etapa francesa de Tharsis.
A continuación marchamos a la
primera etapa de nuestro itinerario, el monte Tarse (La Divisa). Pasamos primero por los miradores de Filón Norte y
Sierra Bullones. Llegados al monte Tarse le recordamos el simbolismo de aquel
lugar, donde el nombre, por decisión de Deligny, pasó a mencionar las minas y después
al poblado. Desde su cumbre intuía la importancia minera del lugar y el futuro
prometedor que imaginaba. Miramos a los puntos cardinales que relata en sus
apuntes: al Nordeste Rio Tinto, San Miguel, Calañas. Al Sureste, Huelva. Y al
Sur, Cartaya.
Continuando con nuestro recorrido
pasamos por Filón Sur y uno de los escoriales fenicios visitados en su época por
Deligny. El Cementerio de los ingleses a nuestra derecha, y saliendo por la A-495
llegamos a la Sabina.
Nos había llovido durante el
recorrido, y aquí, a la entrada de la galería,
arreció la lluvia. Optamos por traspasar la alambrada, en parte para
protegernos de la lluvia, pero en parte también, para que estos descendientes
suyos, venidos de París, cruzaran la entrada que tantas veces debió transitar
su antepasado. La Sabina es el más claro ejemplo de su labor pionera.
Despertando en el siglo XIX el interés por
nuestra minería más allá de nuestras fronteras.
Refugiados en su interior, le
explicamos el fracaso minero de esta acometida, pues durante su construcción no
encontró los filones de mineral que pensaba. Constituyendo un revés para la sociedad que dirigía Duclerc, y para él, incluso
quebranto económico personal.
Desde allí salimos para visitar
el Lagunazo. Como la meteorología era de lo más impredecible, estando en el
mirador nos cayó una buena tormenta. Mojados, corrimos a los coches, y cuando
decidimos, con los vehículos en marcha, dar por finalizada la visita, cesó la
lluvia y volvió a salir el sol. Por lo que continuamos con el recorrido. El
acceso al Alosnito no es posible. Donde los restos de las construcciones están
invadidos por la maleza, y apenas se distingue el trazado de su planificado
urbanismo.
Terminada la visita, optamos por
almorzar. Y entre comida y sobremesa, el Señor Gervais contestó amablemente a
nuestras preguntas. Nos despedimos a las puertas del restaurante y quedamos emplazados a
seguir en contacto.
2 comentarios:
Amigo José, orgulloso de los años de amistad y momentos compartidos. Un enorme abrazo y un saludo a todos los Amigos de Tharsis.
Agustín, no sabemos nada de ti desde hace mucho, y me alegra verte por aquí. Espero que te vaya bien. Un abrazo, José Gómez
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